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Full text of "El carbonero de Londres : comedia nueva"

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EL 


(N.* I.) 

COMEDIA NUEVA 

0<RIG INAC 

CARBONERO DE LONDRES. 

su AUTOR 


mN AKTOKIO VALLADARES DE SOTOUA'ÍOR. 


Enrique 7. Rejf de Inglaterra. 
ALilord Rusban. 

EL Conde de Egremont , Coronel. 
M'tlord Gray. 

Ricardo , Carbonero * Padre diil- 
Genaro j / deil- 
Isabela» 


Eduardo y Criado antiguo de Rusban. 
Enriqueta , creída hermana de Rusban, 

' Jaymey Criado de Ricardo y f prometido Es- 
poso de Isabela. 

Oficial primero. 

Oficiales y y Monteros del Rey. 

Soldados, 


La Scena se representa en el Monte de Fruslany y en la Casa que tiene en ilyy habita Ricardo. 


JORNADA I. 

La Lontananna del lado inqmerdo del Tea- 
tro y será un Monte eminente cubierto 
de arbustos , repartidos sin orden , peñasy 
f rocas inaccesibles. Por la del derecho un 
Valle y y en lo ultimo se verán algunos Edi- 
ficios sumptuosos de la Corte de Londres , y 
el Tamesis con alguna embarcación ancla- 
da, En la fialda del Monte habrá varios 
Arboles gruesos y y una gran porción de are- 
na y capan de cubrir lo que se dirá d su 
tiempo', la Luna iluminará la Scena es- 
casamente y por ser antes de amanecery 
yendo declinando d su Ocaso. Sale por la ix.- 
qu’.erda Ricardo y en trage de trabajador 
Inglésy con un axadon al hombro. 

^^UE preciosa tnadrugadal 

Que Eermosisimo está el CIcIqí 
X oda la noche da Luna 

lumbrada , j desceadisada 




va ya á su ocaso. Dios mío, 
solo que cuidéis ós ruego 
de mis dos hijos, Genaro , 
é Isabela : Bien pequeños 
les faltó su madre ; mas 
hasta ahora me.lisongeo 
de que tienen sus virtudes, 
y SHS gracias. ¡Qué consuelo 
es ,para un Padre , tener 
unos hijos tan honestos, 
y amables , como los mios! 
Pero con quantos desvelos, 
con quaiuo sudor del rostro, 
les he‘ adquirido el sustento., 
y los he educado! Todo 
fue bien empleado , supuesto 
que hoy son ellos mi delicia* 
mi regocijo , y contento. 

Mi Isabela, mi Isabela 
ama á su padre en extremo. 

Y Genaro? Ah! que muchacho 
es »i Genaro tan belioí 
" 4 . 


Na- 


Bl Garhontra 


Nada fay en éí reprehensible» 
es un Inglés verdadero; 
pero se ifrclina a los libros 
Haas que al trabajo : Yo creo 
quisiera haber estudiado, 
y hacer un papel diverso 
del que he hecho en el mundo yo: 

Pero aunque estos sentimientos 
son recomendables , tienen 
contra si bastantes riesgos, 
pues las malas eompaúias, 
a los Jovenes mas buenos, 
los COI rompen , y se quedan 
©Igasánes estupendos. 

Bien lo acredita un hermano 
que tuve ; el qual , desde el señO 
de las aulas, se escapó 
a Indias , y su paradero 
jamás se supo. Mi Padre, 

(cengale Dios en el CieloJ 
áesd'e Pllmout , nuestra Patria,- 
vino á Londres , con deseo 
de hallarle ; y después su Casa 
^siendo yo entonces pequeño) 
trasladó á este Monte , donde 
Kic crió 5 y ttiutio contento* 

Con la continua lección 
de los libros , su talento 
*ai hijo ha iluminado , y es 
Bacuralrnente discreto. 

Pues para que quiere mas? 

Mi Padre fue Carbonero, 
yo también , que aunque ilustre 
un poc® mi entendimiento 
eon el estudio , después 
que mi buen Padre hubo muerto, 
segui su oficio , y jamas 
sos ha faltado el sustento: 

Pues que mi hijo también sea 
Carbonero, els lo que quiero; 
que si lá felicidad 
solamente está en el Cielo, 
aquel será mas feliz, 
que consiga merecerlo. 

Lueo^o vendrá mi Genaro 
á conducirme el slmuerzó: 

Entretanto , azadón mió , ^ 

a «abajar... 4intn raidQ, 


ruido de caballos cerca. 

Si, no me engaño ;^pues veo 
vienen á esta parte dos 
hombres montados ; y aun creo 
que otros los siguen á pie. 

Si serán los Vandoleros 
que de la Cárcel de Londres 
se escaparon; y aun dixeron, 
que á los seis dias robaron 
á bastantes Pasageros. 

Muy bien puede ser ; Mas yo 
examinarlo pretendo, 
ocultándome detras 
de estos Arboles espesos. 

Si hallarán á mi Genaro? 

En imaginarlo tiemblo. 

Mas ya han desmontado , y llegan 
aquí. Q.ué temblor que llevol 
Se oculta detrás de los Arboles. Salen Mtlord 
Husban^ y Eduardo ^ con botas y espuelas ;/ 
quatro Criados f que conducen una Arca capan, 
de admitir en ella lo que se dirá despuisy 
la que dejarán donde Rusbas 
les señala. 

Rus. Llevadla cerca del Monte: 

Ay está bien : Al momento 
conducid los azadones; 
teniendo todos por cierto, 
que la vida perderá 
quien descubra este secreto. 

Vanse les Criados. 

Eduardo , que se escapase 
Carlos , sin que mi tremendo 
furor no experimentase, 
toda su sangre vertiendol 
Edu. Sin duda tuvo , Señor, 
aviso. 

Rusb. Si , yo lo creo; 
mas mis espías le buscan 
esperanzados del premio 
que he ofrecido al que á mi vist¿ 
le conduzca vivo , ó muerto; 
y discurro no se libre 
de ser infeliz trofeo 
de mis iras; cuya Imagen 
templa en parte mis tormentos, 
pues sola su muerte falta 
para verme satisfecho. 


k parte. 


rdu Con todo , Señor , os picio:- 
tusb. Qu¿ sea cruel y sangriento ? 

Pues si , yo te lo aseguro. 

Si ya vengado me veo 
por tu mano de esa aleve, 
podré con Carlos ser menos 
inhumauó y cruel ? 

£di<. Ah! 

Que mortal es mi tormento! 

De que sirvió á mi terneza 
la diese , en vez del veneno, 
una confección , que solo 
por determinado tiempo 
adormece sus sentidos, 
si darla vida no puedo ! 

Salen los criados con los ax.adones ; Rus^ 
han los conduce al pie del monte , don- 
de está la arena , y cahan en ella. 
Rusb. Cabad aqui ; haced un hoyo 
capaz de que admita dentro 
el arca. 

Ric. Unos caban, otros 

los miran ; y nada entiendo 
de lo que hablan : Yo no se 
lo que deba inferir de esto. , ■ ; ’ 
Rusb. Bien está ya; traed el arca, lo hacen, 
Edu. Cómo de dolor no muero i á parte 
Ric, Una arca llevan adonde 
han cabado : Ahora comprendo 
que son vandidos , y ocultan 
lo que han robado. 

Rusb. En su seno . i 

introducidla , y con tierra, ? 
y ramas , quede cubierto 
el oprobrio mió. 

Edu. Oh Dios! 

como traspasa á mi pecho 
esta amargura horrorosa! 

Rusb. Como debe está ; marchemos*, 
que ya las luces del día 
nos alumbran. Entraremos 
en Londres por diferentes 
puertas ; para que con esto 
se disimule este caso; 

Y antes, á todos advierto, 
que aquel que quiera vivir, 
se olvide de este suceso. 

Seguidme ; 


vase. 


'de Londres, 

Edu. Mi corazo» 

queda en este monte , Cielos! 

Saca , y mira el relox . 

Aun falta una hora. Oh , Dios ! 
í Si podré en tan corto tiempo 
volver á darla la vida 1 
Para qué la m¡ia quiero, 
si no lo consigo ! Ah, Carlos l 
Que será de ti ! Yo mesmo 
tu peligro te avisé, 
y no sé tu paradero. 

Amigo infeliz ! Belleza 

Rísrando al d.esiino det arca. 
malograda ! cruel tormento ! 

Ric. Ya van acia los caballos : 

Ya los dos montan en ellos: 

Ya parten : Y con qué prisa ! 

Confuso estoy ! Qué mysterio 
ocultará lo que he visto! 

Con sus trinos y gorgeos 
saludan al Alva ya 
las aves. Mas ruido siento 
por estotra parte : Nada 
percibo por ella : Él viento 
tal vez batiendo las ramas, 
me ha asustado ; lo confieso. 

Y si en quien delito no hay 
produce tales eíeétos 
solo el temor; qué no haráa 
los propios remordimientos r. 
de sus conciencias, en los 
criminales verdaderos ? 

Pero ahora no me he engañado; 
Pasos oí-: mas ya veo 
que es mi hijo querido 
Pasa á recibirle al bastidor 
ro con 

Oh quanco, 

Genaro mío , celebro 
que tau pronto hayas venido I 
Gen. Por qué , Señor ? mas qué advierto! 
Pálido está vuestro rostro. 

Padre , vos tembláis 1 Qué es esto? 
Ric. Calla , no te escuchen. 

Gen. Quién ? 

Ric. Dejame observar primero. 

Mirando dentro. 

Gen. Estoy confuso. 


í parte. 


, y sale Gena* 
un^ cesto. 


mame. 


4 


iirV. Por jral 

que registro , ilo los Vio. 

Tal paso llevabas. Dirne : 

No escuchastes á lo lexos 
ruido de caballos , quando. 
veniste aquí ? 

Ge». No por cierto j ^ 

Stñor> 

Ü/V, Pues, hijo mió > 
á poquísimos rrjomentos 
de haber llegado á este sifíb¿ 
vi que á él venían derechos 
dos hombres- en sus caballos, 
y coa ero á pie : Al pensamiento 
me. vino en aquel instante 
si tal vez los vandoleros 
serian , que de la Cárcel 
de Londres oímos se huyeronj 
}' después , que varios robos 
en el monte hablan hecho; 

Para ver si examinaba 
sa rumba, detrás de aquellos 
robles me oculté ; Dejaron 
i<9s caballos ; al momento,^ 
se presentaron aqui j 
y en sus hombros c©nduxeroa*> 
los quatro de pie una area^, 
al parecer , con gran peso, 
y no muy. pequeha. 

■&e». Una arca ?■ 

Rlc. Si. 

Gen. Y adonde la pnsiérom? I 

Ric. Cabaron con azadones 
al pie del monte , y haciend# 
un hoyo , la sepultaron. 

Yo todo lo estuve viendo; 
si es que no íne lo ‘ fingió 
ó la sorpresa , ó el miedo. 

Gen. Pues , Señor" si esa es verdady 
nínguBa duda tenemos 
en que los vandidos- son 5 
y que los robos que han hechOy 
en '•el arca han- enterrada 
para no ser descubisrtosi 
Ric. Lo mismo he pensado. 

Gen. Pues f:' 

ya que benéfico el Cielo 
üsta dicha ao» presen:^ \J-. 


El Carbonero 

el arca desenterremos, 
y hagamos nuestro el tesoré 
que ellos robaron : Con esto 
podemos ir á la Corte 
á vivir ; tener sosiego, 

«sted , sin mas trabajar , 

‘ y dar yo adelantamientos 

á mi cuna humilde en el 
estudio , á cuyos progresos, 
si son felices , la Patria, 
premiándolos , dá fomento. 

Vamos á sacar el arca, 
que ha de ser nuestro consuelo^ 
Señor, 

Ric. Espera , Genaro, 

Tu corto conocimiento, 
y tu poca reflexión, 
un discurso tan opuesto 
á la razón, te ha inspirado. 

Gen. Por qué? | 

Ríe. Si fuese dinero 

lo que encierra el arca , cómo 
pudiera á nuestro remedio 
servir , sabiendo es robado ? 

Yo mucho peor , que los mesmod 
•varididos seria , si 
diera á tu discurso ascenso. 
Aquello que se posee 
sin voluntad de su dueaoj 
siempre á la restitución 
obliga. Si es lo que pienso *■ 
lo que el arca oculta , al panto 
al Magistrado daremos 
Boticia , para que indague 
quienes los robados fueron, 

' y les vuelva á cada uno 
lo suyo. Hijo , te advierto 
que el orones perjudial 
al que le abriga en el seno 
de su corazón con ansia: 

Y si se alcanza por medios 
injustos , como el presente, 
es un tósigo, un veneno^ ‘• 
á cuyo contadlo queda 
infestado todo el cuerpo. 

Gen. Pero saquemos el arca , 

y lo que Usted quiera , haremof. 
Rk. '£$0 $i. Nadie parece 


por 


if Lon^ref. 


por d ttiMEC. ^esr»- 

Observando per tedat pAfttt» 

Sen. No tengo 

quietud , hasta que áel are» 
las eiítraftas vea. 

Ríe. Advierto- 

que está movida la tíerrai 
aqui. 

Sen. Si Señor. Cabemos 

con valor , que este carboff 
alegra solo con verlo. 

Sahan y después de un momento dsi» 

Genaro.^ 

No deis mas golpes j Señor,, 
que el arca amable, en efedlo^. 
está aquí-. 

Ric. Saquemosla; 

Hacen fuerx.a para mcarlar 
Gen. Quanto pesa , Padre ! Apuesto^ 
que desde el suelo á la tapa 
está llena de talegos. 

Vuelven á hacer fuencAy y la satani' 
Rk. Yá' está fuera; 

Geni Nunca emplee 

mis fuerzas con mas contentor 
Ric. Conduzcámosla á aquel ladoi 
Gen. Si Señor , que alli veremos^- 
mejor d- metal precioso 
que oculta. 

La conducen en rñedh,- - 

Ric. Por Dios , me siento 

Limpiase el sudor.- 
Eas cansado , que si bubieraí 
trabajado un dia entero 
con el azadón. A casa 
no es posible - la Uevemof' v . 

los dos solos. 

Gen. Có:r o no? . - 

Solo á' llevarla me atrevo 
al fin del mundo. Del oro 
es apetecible t i peso.- 
Rlc. Espera : La llave tiesa" 

en la cerradarai •? 

Gen. Bueno ] _ j . 

Abridla’, porque su vista 
sati^fega mi deseo. 

Ric. Dices biem. Sola una buelta 
tiene la llave. 


iii abre y f te descubre Enriqueta en trago 
vtuy lucido , como muerta ; los dos al 
verla se sorprenden y y se retiran 
un pccoy eomo temeroso}.. 

Los z. Qué veol- 
Ric. Hijo;- 
Gen. Padre."- 
Ric. Este tesoror- 
Gen. Es el, mas rico , el mas belle? 
que pudo jamás juntar 
Midas. Qué amable portento 
de hermosura ! No temáis, 
llegad 5 que entregada á un sueño 
parece que esta belleza 
está. Ahora considero 
que es el tesoro mas grande,, 
el mas feliz , y opulento 
el presente , Señor , pues 
nos facilita los medios 
para ejtercer lacl emenci» 
con nuestr» especie. 

Ric. Eso es cierto, acercandcTé. 

hijo miq : mas discurro', 
por el modo' en que la advkrco, 
que está muerta esta belleza. 

Examina el rostroy y pulso de Enriquetai. 

Gen. No Señor , no hay nada de eso i 
Conducid un poco dé agua, 
que tiene pulsos». 

Ric. Corriendo 

voy á la fuente por ella-.- 

Gen. El vaso está ahi. 

Ríe. Ya le veo. 

Le saca de la cesta qué traje Genaro^ 
Ko te apartes de su lado. 

Que particular suceso ! vase corriendo. 

Gen. Hermosa Deydad , que yerta 
aun Qo ecuAtas la luz pura 
que derrama tu hermosura 
dándome la muerte cierta : 

Si quando pareces muerta, 

• produces tan dulce estragoy 
qué barias con el albago t 

• Qué, si toda su entereza -'i 

respirára tu belleza, 

pues de ella es esta un- amago -f »- v 
Si tu hermosura á la rosa 
Sirenta , aua de esa manera, 

. ' Sí» 




El Carhoners 

s 


qué nohiruj s-i est&viell 
en su plenitud preciosa ? 

Si tanta inquietud gustosa 
en trd interior has causado 
aun en ese triste estado, 
que seria si me hablaras l 
Pero qué mas , sí en tus aras 
mi vida he sacrificado ! _ 

Vuelve en ti , respira^ , alienta, 
y para dulces despojos, 
los labios abre , y los ojos, 
para que mas fuego sienta. 

Ei que registrar intenta 
d fuego al Sol , en su fuego 
ciego queda : En tu sosiego 
tanw fuego he registrado, 
que me contemplo abrasado t 
mas conio? Abrasado , y ciego.^^ ' 

Este dulce frenes! ■.•I-- 

ha puesto mi vida en calma» < 

O deja tranquila mi alma, 
ó con tu voz da;- ^ 

Ay de mi 1 

Con V9X. triste y melancólica. 

Ge». Llegad , Señor. . , . , . 

Viendo salir con el agua a Ktcarde. 
Sale Ric. Ya está aquí. _ 

el agua : Pero se advierte, ^ > 
que mas propicia la suerte 
con la vida la convida.^ 

Ge». Si Señor , ya tiene vida.^ ^ 

Y á mi me ha dado, la muertel «t parte 

Kic. Señorat- 
Enriq . Eduardo. - 
Gen. Qué advierto l 
.. Eduardo dixo 1 Y apenas 
oí su voz , me da zelos. 

Kíc. Levantémosla , Genaro. 

6en. Dejad , Padre , que primero 
mi gaban sobre esta pena 
ponga, para que de asiento 

la sirva. 

Eíiuatíio.* 

Ge». Otra vez 

hallo mi muerte en su acento. 

Jije. Saquemosla. 

Lo hacen y y la sientau. 

Mnrui. Injusto , esgsra:- 


í aparte. 


Lo hace. 


mas , donile «tóy , justos cielos! 

No hay cosa que no admire . 
Vosotros quién sois ! Que veo . 

Este es un monte. Ay • 

Como estoy en él ! Que es esto . 

Gen. Señora , tranquil.zaos 5 
respire con aulce aliento 
vuestra amable vida : En eda 
nuestro interés pender Luego 
sabréis quien son los que .ogran 
la formea de teneros 
entre sus rústicos brazos ; 
y que ansiosos preetnciemos 
á costa de nuestro ser, 
cobréis fclizncníe el vuestro. 

Hic. Si S-'ñora , que aunque humildes 
no fai a de nuestros pechos 
la voz de la humanidad, 
que nos uanda soco reros- 
Enriq. Amigos - por mas que quiera 
mostrar mi agr.adeciniiento 
á unas almas tan sencillas 
corno las vuestras , me advierta 
tan débil , que apenas puede 
formar el labio el acento. 

Oh buen Dios ’ 

Gen. Está muy cerca 

nuestra casa ; en ella espero 
que á vuestra debilidad 
se encuentre pronto remedio. 

Eic. Si Señora , en nuestros hombros ; 

á mi casa os Ileyaremos. 

Enriq. Lo que queráis sea , amigos: 
Pero antes rendida os ruego, 
me quitéis por piedad las 
confusiones que padezco. . , 

Milord Rusban , aquel cruel, 
os ha dado ilgun precepto o 
contra mi vida i Dio ‘nuerte 
á Carlos > Concurre en es^o 
Eduardo? Me han conducido 
á este triste lugar ellos ? 

Sacadme en pocas palabras . 
de las dudas, que padezco. 

Gen. Ni á Milor Rusban , ni á Carlos» 
ni á ese Eduardo , cor.ocemos. 

La Piovidencia dispuso, 
que fuésemos instrumento 


dg Londres, 


para qae desde el scpulcr* 

os sacásemos.^ 

Mnri0‘ Qué advierto I 
Desde el sepulcro ! 

%.ic. Señora, 

en esa arca os conduxeroft 
aquí quatro hombres á pie, 
y dos á caballo. 

'£nr!q. Ah cielos 1 
£¡c. Y dexandoos enterrada 
en aquel hoyo , se fueron. 

Jpjfiriq* Dios I 

Klc. Yo lo vi todo. 

Vino mi hqo ; y al momento 
desde la mueite os sacamos 
á la vida. No hay mas que esto.. 

Enrtq. Pues amigos , al instante 
á A^estra casa pasemos 5 
porque' de vuestra pequeña 
relficion , sin duda infiero, 
que Milord Rusban es quien 
roe persigue ; y considero 
que si le hallamos , acabe 
con mi vida. Por lo mesnaOy 
el detenernos aquí, 
es , amigos , muy expuesto. 

Amparad á mi inocencia, 
ya que me promete el cielo 
en vosotros un asilo 
constante , fiel , y sincero. 

Ktc. Siempre le tendréis , Señotó. 

Otra vez el arca entremos 
dbntfe la dejaron. 

La emitan en el hojo ,y la eiibren con 

ramas. 

Mnrtq. Ah ! 

y quantos tristes objetos 
mi imaginación combaten ! 

La vida á estos hombres deboí 
Kic. Ya está como debe. Vamos, 

Señora. Mas ruido siento. 

Dentro unos. Herido va el javali. 

©tro. Y le sigue nuestro dueño 
por el monte , amenazando 
á su vida mucho riesgo.' 

Dentro Rey. Suspende , sobervio bruto, 
tu feroz curso. 

A/V. Qué veo l Mirando dentro.^ 


Ski sujetafse el caballo ^ 

a los preceptos del freno 
al ginete le conduce 
del monte á lo mías expuesto, 
y es fuerza le precipite. 

Enriq. Pero estamos en un riesgo 
iminente , amigos , si 
aqui mas nos detenemos, 
y me conocen. 

Gen. Señor, 

pues que ya permite el Cielo, 
que esta Señora respire 
con mas fuerzas, mas aliento, 
conducidla á casa , mientras 
yo doy á aquel Caballero 
favor , si es posible. 

Ríe. Si , 

dices bien ; vete al momento. 
Seguidme , Señora. 

Enrsq. Vamos::: 

Y en mis atroces tormentos:- 
Gen. En mis amantes fatigas;- 
Kic. Y en tan dichoso sueeso:- 
Los tres. Permita el Cielo , que todo 
termine en gozo , y contento. 

Ricardo conduce í Enriqueta , la que ira 
sostenida en sus hombres por la ix-quierda^ 
Genaro parte corriendo por la derecha. 

Al ilegar al bastidor , cae al Tea- 
tro como precipitado el Key. 

Rey Favor , Cielos! 

Gen. Infeliz 

Joven , ya te ofrecen ellos 
el mió! Mas qué fortuna ! 

Mirándole con mucho cuidado, 

Sán sentido está , no muerto, 
ni aun herido. Si al instanto 
se le aplicase un remedio 
eficaz , en si bolviera.^ 

Pues á qué aguardo ? Qué espera? 

En mi casa le hallará," 

que aunque no estuviera hacienda 

su oficio la humanidad 

en mi corazón , tan bello 

Joven merece expusiera * 

yo por el suyo mi aliento. ' ' 

Le conduciré en mis brazos. 

X quiera piadoso el Cielo, 


f 


qiíe el log!^ VÓlvef il, 
y JO templar el incendio 
«ue en mi alma produxo la 
Deydad por quien vivo , y muero. 

Le coge en sus brax-os , y ie lltva por ¿a ix.- 
quhrda. Por la derecha salen el Condg 
de Egremont , y algunos Ofici ale s^ con 
botasi f espuelasyy Monteros. 

Egretn. Seguidme todos ; No quede 
parccj que no penetremos 
del monte , buscando al Rey; 

Algunos Oficíalos y y Monteros se reparten 
t por el monte. 

pues se empeñó en ir siguiendo 
al jivali , y el caballo 
desenfrenado y sobervio, 
le introduxo entre unas^ peñas, 
y le expuso á mucho riesgo. 

Yo de vista le perdi, 

por mas que en su seguimiento 

ful coñ mi caballo. Oh. Dios . 


M Carít9ntf9 

el cabaflo (á hablar «o acierto) 
se ha hallado precipitado 
en el llano ; De esto infiera 
( Qué lastimosa tragedia 
que a su Magestad ha muerto 
despenándole. 

Salea ¡os Oficiales , y Monteros c¡ue fueron 
por el monte. 

Egrem. Qué escucho ! 

Oficial I . Señor , ahora un pasagera ^ 
nos acaba de decir, 
que conduce un Carbonero 
en sus hombros ( Qué dolor i ) 
á un bizarro Joven , muerto 
al parecer y según 
las señis , es el Rey nuestro 
pues en el monte no se halla 
Egrern. Por donde va ese hombre ? 
Oficial I. Derecho . .b 

á Londres. 

Esrem. Pues venid todos 


Alguna desgracia temo l 
Y "será el mayor dolor 
para mi , porque sabiendo ^ ^ 
que hoy mismo por este sitio 
pasará mi Regimiento 
para embarcarse > pedí 
■¿1 Rey se dignase verlo, ^ 
para que su Real presencia 
infundiese nuevo aliento 
en sus Soldados ; porque^ 
siempre he tenido por cierto, 
que la vista del Monarca 
hace al Soldado guerrero. 

Accedió su Magestad 
á mis reverentes ruegos 
benignamente , y dispuso 
divertirse todo el tiempo 
que el Regimiento tardase 
en llegar , cazando ; y esto 
ha dado causa al peligro 
'de su Real vida ; que siento 
aun mas que perder la mia- 
No parece , y no sosiego. 

■jak Milord Gray con botas y espuela^ 
frectpftadamente seguid» de algu- 
nos Monteros. 

Gofcdc tgrc»0« , del Res 


conmigo. 

'Todos Dia funesto ! 

■Vanse pc” 'la izquierda. Por ía derecha 
len Rusbany y Eduardo y este coa^ 

¿luce das agadones. 
íRusb. Eduarüo , dame otra vez 
los brazos. Con q ;e en efeéfco 
una confección ligera 
la diste j en vez del veneno 
que te mandé ? 
lEduar. Si Se'ñcrr; 

y ya va llegando el tiempo 
en que concluya el deliquio 
que logró poner suspenso 
el curso á su vida. 

Piusb. Yo 

daré á tu acción un gran premioi _ 
Mdtiar. Señor , no nos detengaraost 
Al punto desenterremos 
á Enriqueta , para darla 
los eficaces remedios 
que puedan restablecerla, 
pues ya los traygo dispuestos. 

Rusb. Vamos ai instante, que este 
el sitio ha de ser. 

Eduar. Y aun creo 

dexaatos i este lado. 

- - i* 


de L 

Ru !. 'Es verd^J jcon es‘fls -ecos 
Ran’os , dejamos cubíerr i 
la tierra : Eduardo , cabemos. 
í,o ójicen 5 T áisputs de niGrtiena ¿íce 
Rusha». 

Ya hallamos el arca , que 
encierra el dulce embeleso 
de mi corazón ; Aprisa» 
saqueniosla. 

^duít. Qué contento! {ap. f sacan ti aráa, 
Pero , Señor, poco pesa. 

Rusb. Si. Mas qué puede ser esto! 

Deja , la abriié. Qué miro! 

Abre , / ff sorprenden. 

Edua. Justo Dios! No está en su seno» 
Rusb. No pretendas encubrir 
con hipocritos extremos 
tu delito. Esa fingida 
admiración , la comprendo* 

Por orden tuya á Enriqueta q 
de aquí han sacado ; pues si esto ^ 
no fuera asi, quién pudiera ^ 

(respo ideme) haberlo hecho, 
quando tú , y yo , ■^o^anrenes 
sobemos este secreto?. 

Yo te perdono esta culpa, 

porque fi memente creo 

la cometiste por dar 

vida á Enriqueta; y prometo 

premiar tu acción. Donde está> 

No alzes los cjos al Cielo, 
ni con esos ademanes 
te just-fiques , supuesto 
que no lo podrás lograr. 

No me irrites mas. Di presto 
donde está , d de mis furores:- 
Edua. Señor, yojuro:- 
Rusb. El acento, , 

suspende ; que en este asuato 
no creo tus juramentos. 

Di donde está , ó mueres. 

Rdua. Suma _ 

Provi.iencia , que estás viendo 
de mi alma la pena , y que 
sin motivo estoy expuesto 
á perder nú vida , déme 
^ue>tra clemencia remediol 
Si a j.-fender iiil inocencia 


ondrí', , .a 

aspro , 12 Vida pi-erdo. 

Pues qué h.i’é'^ 

Rusl . Tu -uspensic.n 

es la prueba de tu yerr«i 
o di la verdad, ó parte , 

tu corazón este acero. 

Saca un puñal , y se le pene al pecho» 
Edua. Suspended , Señor , vuestra ira, , 
que ya la verdad confieso. 

Por orden mía á Enriqueta 
sacaron de aquí. ^ ^ 

Rusb. Bien hecho. . '' 

Pero donde está? 

Edua. Señor: - 

Que le diré? ^ap, 

Rusb. Pierde el miedo: ..j 

Ya guando el puñal , y ,ya es «na? "' 
gozo mi fpror tremendo. , 

Dónde á Enriqueta llevaron». 

Edua. No íéque decirle: pero;:- , 
esto ha de ser. Señor , cerca 
de este .sitio, un Carbonero 
tiene su Casa , y en ella - 
me parece encontraremos . 
á Enriqueta. Salga ^ 

ahora de este fuerce riesgo; ; ' 
que después. Dios sabrá dar V ‘ 

á mis desdichas remedio. ' ' ^ 

Vamos al punto á esa Casar - 

Pero antes decirte Quiero 
cosas que ignoras. Ya sabes c' ■ 
que tuve'justos recelos 
de que á Carlos E.nriqueta 
amaba desde pequeño, 
pues se crió en Casa; Intenté 
saber á fondo lo cierto 
de este caso ; y fingí que Iba 
ádÍTertirme no lejos . ' 

de Londres ; pero-quedando . 
oculto , apenas su negro ; , 

manto la noche extendió; 
con liase trae tra , que rengo, 
por cl Jardín entré en Casa, 
exami.no con silencio 
algunas p'ezas ; en una 
que estaba Fniiquera advierto, 
y oí que á solas decía... 

¡Quá ndo vend á Carlos , Ciclos, 

B pa- 


i: ¿ 


10 

para gue mis ínquieturles 
con su vista hallen consuelo! 

A estas clausulas , me inflama 
el furor ; y con él ciego ^ 
corro á Enriqueta j da \oceSj 
la luz apaga j pretendo 
hallarla , y no lo consigo; 
llegasteis en este tiempo 
todos los Criados de casa; 
busco á Carlos -j no le encuentros 
y al día siguiente supe , 
su fuga s V' que estaba haciendo^ ^ 
Enriqueta diligencias " 
para seguirle. Fue lleno 
inl corazón del horror 
mas feroz i Y nó creas que esta 
la sangre the 16 inspiraba, ^ 
sino un cruel , un sangriento 
mortal inílüxo / que no . 

Káy resistencia á su iniperios 

pues ya Enriqueta sabia 
por boca mia un secreto, 
que la obligaba a mostrar 
á mis cariños tan tiernqs. 

Aquella correspondencia 

que solicité mi anclo, , _ , , ^ 

y que siempre negó ingrata, “ 
por ser Carlos el objeto,^ 

y el Idolo , en que ofrecía _ 

su admiraciaiy los obsequios. ^ 

Perdonad que os loteirumpai ^ 

pues lo que os estoy oyendo y 

me admita-. Vos preter-oisteis 
que Enriqueta diera prenuQ 
a vuestros cariños? 

KuWa Sí. ^ a i 

Edu y cómo puede ser eso, 

sfe^o vues^a hermana? OhCp^ 
cada vez eá mi tormentó 
mas irreparable! 

Rusb. No 

quieras con esos misterios 
disimular lo que sabeSy ■ . 

pues todo se ha descubierto; 

Si hasta aqai el callar en ti 
fue necesario , ya advierto 
que lo contrario es preciso, 

6 faltar á los respetos 


El Carbonero 

que debes a la meiTioria 
de mi padre ; Escucha atento: 

Para evitar las ofensas 
que Enriqueta (Ah )ustos Cielos!) 
roe hacia , y para vengar 
de una vez todos mis zelos, 

■ ' pienso darla muerte ; A ti 

solo dixe mis intentos, 

■ que resististe constante 

■ ’ eon tus lagrimas , tus ruegos, 
y prudentes reflexiones: 

^ Mas te dixe.?. En el concepto 

'^í dg que yo la. he de dar muerte, 

6 elige ser instrumento 
de ella , ó me sabré valer 
de otra mano ; Y Conociendo ^ 
tú mi condición altiva, 
y que llegaria á efeélo 
mi prom.esa ^ consentiste y 
(por no haber otro remedio)* 
en darla á noche, por mí 

ya preparado, un veneno. " 

Se executó asi : En el arca'r 
se condujo aquí: Y volviendo 
a Londres , en el camino 
hice discursos diversos- „ y 

de esta tragedia : El amor 
renació en mi amante pecho 
entonces , y se olvidarori 
los furores de mis zelos: 

Sentí haber sido tan cruel 
con la que adoro: A despecho 
de mi rubor , por ios ojos 
copiosas lagrimas vierto, ^ 
nombrando siempre á Enriqueta, 
y el instante maldiciendo 
de una deliberación- . ’ 

tan horrorosa en extremo.'"' \ 

Mi dolor examinaste, 
le encontraste verdadero; 
y despachando los Criados, 
me dixiste ,que en efefto 
vive Enriqueta : La fuerza 
de este gozo, los acentos 
arrebató de mis labios; 

En fin, supe por extenso 
que sola una confección 
la diste, en vez del veneno; 




C- j 


de 

9 ane volvería á dar 
sus luces al orbe, dentr® 
de una hora t testa noticia 

me sorprendió ; En el momento 
volvimos aquí : Y pues ya 

10 que era luto , y lamento, 

es ^biio, y alegría, 

vuelva Enriqueta a ser nuevo 
hechizo de mi alma , vuelva • 
á iluminar con los bellos 
rayos de su perfección 
al mundo ; y tu. fiel, y atento, 
persuádela á que mi amor 
premie , y deje satisfechos ^ i 

los agravios que hasta aquí 
hizo á mi amor su desprecio. 

Y para que nada tengas 
que preguntarme , te entrego 
este papel, que escribió, ^ 
y firmó, pocos momentos 
antes de morir , mi padre; 
diciendome... Lo que dejo 
aqui escrito , es la verdad; 
y Eduardo es testigo de ello. 

Leele ; y conoce si fue 
mi rigor , aunque sangriento, 
justo , al verme despreciado 
de Enriqueta, ya sabiendo ^ 
ella por mí , que no era ^ 
hermana mia ; Y pues dejo 
en tu arbitrio mi pasión, 

Bii ardor s inquietud , e incendios 
haz , Eduardo , que consiga 
lo que amo , adoro , y aprecio» 
para lo qual , vamos , ven 
á esa casa , al dulce centro 
en que dices que descansa 
mi Enriqueta ; pues con esto 
mis fatigas lograrán 
tranquilidad , y sosiego. 

Edu. Válgame Dios! Qué reato, 
qué tropel de desconciertost , 
un exceso no produce! 

Yo le hice, y yo le padezco. 
Quinto este papel expresa, 
es , Señor , muy verdadero: 
Vuestro Padre halló á Enriqueta 
recién nacida , en el medio 


I ondres. - 

del Jardín ; la recogió; 
y habiendo aquel día muerto 
una hermana vue-stra , que 
nació la noche antes , viendo 
vuestro padre .esta ocasión, 

' " para no dar sentimiento 

á vuestra madre , á Enriqueta 
la hizo adornar con los mesmos 
vestidos de vuestra hermana; 
y encargándome el secreto» 
por hija suya pasó; 

Todo lo vi , y lo confieso. 

Ku¡, Y sus padres no se pudo 
saber nunca quienes fueron? 

Ed». No Señor. Yo los tendré 
ocultos hasta su tiempo. 

Rus. Pues sígueme ; porque el verla 
es solo lo que deseo. ^ ^ 

Edu. Vamos Señor, Permitid,' 
ó justo Dios;- i 1 

Rus. Quiera el Cielo:- _ , 

Les z. Que mis ansias, y fatigas 
tengan bien, dicha, y consuelo.. 


It 


( 4 ^ 


JORNADA II. 


" O 


Salín corto de la Casa de Ricardo. Sslenjof- 
me , € Isabela. 


isa. 


Algame Dios , Jayme , quaatas 




cosas hoy se nos preseutíin 
en casa ; y tan r'áras , qiíi 
parecen i las Novelas, 
que por las noches de Invicrn» 
nos relataba mi Abiielal 
La Señora , que mi padre 
condujo , ya está tai« buena: 
tan hermosa , que á la misma 
rosa su color afrenta. 

J'*/. Y eso es que estuvo enterrada, 
según vuestro padre cuenca. 

Isa. Pues cómo resucitó, 

Jayme , si ya estaba muerta? 

Jay. Yo discurro que seiía 
su muerte de mentirejas. 

Isa. De mentirejas? Has visto 
B i 


al- 


r^’ 

al-^-ano tú, que se muera 
de ese modo, que le encierren^, 
y después viva?- 
Jay. Isabela,- 

las cosas ds lo5 defuntos 
hay pocos que las entiendatí.; 

Isa. Mi hernaaiK) traja dettipues 
á mi Seáor , con su venera 
¡nay grande al pecho , ea sus hoHibros 

y pensando que estuviera / 

muerto también > mas mi padpe.^ 
cierto espiritu conserva, 
que le aplicó j y al insta.ntc-£-, , 
volvió en 


El Carhúpcro 

Jar,. Con qu« de ese modo , soy:- 
Isa. Como una basquina vieja, 
que en tiempo, de aguas se toma; 
y en tiempo de Snl se deja. 

Jar. Pues , ingrata , para siempre, 
te olvidaré* 

Isa. No me pesa: 

A bien que hoy tengo fres Novios 
y todos dóuna presencia 
mejor que la toyá. 

"^av. Pero 

no amariíi de la manera = 
que yo te. amo. 

Isa. Y cómo meam?»'? 


/«xl. Y ya está: fuera 

de pelisrro, y con tu padre, « 
y mi/amo , hablando en la huerta» 
Isa. Pues con la JDama mi hermano 
hace gran rato “ 

en ia Sala grande; 

©yes , estaban niuy "csrca 
uno del otro ; mi hermano, 
la mira-bá con terneza»; 


suspiraba alguna vez, 

' y' otíáFia deciá cieriSs^' - 

cosas , que., aunque llegúela ciirlas^ 
no pude‘bien entenderl-asy 
porque dicen que él es sabios- 
‘y yo no soy muy discreta, 

Jav. Pero di ; no conociste 
si acaso esas cosas eraij 
de anior? ' ■. • 

Toma i'de amor ; eso ' ' ' 

se reconoce á^la legua. 

J¿í/. Por lo mismo he conocido-- 
que ei Jbveticiro te a.legra, 
y re se encienden los ojos 
q liando le ves. " 

Isa. Si eso fuera, • ' 

no tendrík m-uy buen gusto? 

Tiene ana cara tan bella, , 
y es tab bonito y gatan, 
que rendir podrá á una piedra. 

Jay. Y delante de mi alabas 
á Otro asi ?■“ ' . 


Isa. Yo soy sincera; 
y ya ves que lo mejor 
.merece la preferencia. 










vaya , veaim-s cu fineza. 

Jay. Del peasamíento jamás 
te me apartas; á- la mesa 
te tengo plísente ; qoiaiido 
voy á hacer carbón ,'ias pie iras 
íTiC ofiecen tu imagen be’la,. 
y quando vengo de noche 
por el campo , y me amedrenta 
alguna cosa , loí ojos 
cierro , pienso en ti , en la idea 
te plantificas , y el miedo " ^ - 
de mi al instante destierras.. 

Mira tú, si algún amante 
habrá , á quien esto suceda, 
jjii. Pobreciiio J-áyíné’f Toma, 
comete ése par de almendras, 
que te oítiece mi bondad 
en pago de tu fin-eza. 

Jay- 1*0“^ de cu h^ermosa mano, 
verás qne me refrigeran. 

Isa. Mi Padre ha dispuesto que saya 
gna comida rnuy buena, 
y que bayi-emos dempues 
con pandero , y castaftaelas; 
para que los generosos 
huespedes , de esta manera y 
* obsequiados , y servidos 
hoy de todbs Jaym.e , sean: 

Y por lo mismo me he puesto 
el bestido'de la.s fiestas. 

Jay. El que la Señora trae, 
que guapo que e’sl 
Isa. Mejor tela, 

y mas oro tiene el de el 


*5 


l-ondres. 

Señor; Y que bien Is sienta! amables enhorabuena 


Jar. Tu hcrniAUG. y la Djina vienen. 
l¡a. Pues j Jayme ^ espírame á iuerai. 
que si instante iré á ensaya-r 
el bayhe que nos enseñas. 

Jay. Que vayas proato. 

Isa. Al momento. Vase por la derecha. 
Salen por la izquierda Enriqueta ^ y Genaro'.: 
lísibtla pasa á recibiría al bastido?-.. 
Señora , vaya , estáis buena 
del codo ya? Se ha acabado 
aquella n3ala eníiuencia 
que os atormentaba? El rostré^^ A. 
á lo menos, maiiiíiesra ” *= 
en su hermosura , que ya 
no hay peligro que se temar 
en vuestra salud. ' 

Enriq.. Asi esj - J 

porque por mas que atormentaa» 
á mt corazón moríales 
sentimientos , sin aquella- 
inquietud respiro ya^ 
que me oprimía 5 y es fuerza 
confesar que aquí he, encontrado^ 
el alivio á mis dolencias. 

Mientras mas le miro ^ Cielos,. 
mas mi corazón- se ir.qufeta: 

Pero lo que el alma siente,, 
téngalo oculto la lengua. 

2ya. Sj St ñora , hay a n nai Gasa Ce» irsrtia.. 
medicinas para ciertas- > 

enfermedades , preciosas; 
y mi hermano sabe hacerlas 
psrfedamente : Si acaso 
algún mal nuevo os molesta^ 
declarádselo > y Veréis 
€or&-o-al instante os remedia.. 

Si , Genaro ^ ala Señora 
cuídala , pues su belleza 
es preciso que te encante, 
supuesto que me em¡bel£ss. 

Yo voy á ensayar elbayle; 
hasta luego. Soles quedan: Qip, 

Si se aman , como lo pienso, 
preciso es me lo agradezcan, 
porque ios finos am.anies 
solos siempre tsiár quisieran. (Fase. 

Otra, y otras muchas veces 


á mí .mismo me repito. 

Señora , pues la luz bella ’ 
de vuestra herm.osura desde 
las horrorosas tinieblas 
en que yacia , ilumíne 
-i quantos disfrutan de ella. 

Oh kliz aquel instante 
en que benéfica Estrella 
ai monte Ileso á md padre, 
para que en él desen-briera 
el mas precioso tesoro' 
que el cóncavo de la tierra 
escondía. 

Enriq. Tus favores, 

por mas que no los merezca, 
es preciso agradecerlos, 
pues advierto ios engendra 
una inclinación sencilla, 
y una voluntad sincera: 

Pero aunque mis sentimientos 
se esmeren , pomas que quieran 
manifestar codo, ci fondo 
de nn gratitud , no encuentra 
ni aun la imaginación , modo 
de lecompensar la deuJa 
que á tu padre , y á lí debo; 
que hay' acciones , hay finezas 
tan sublimes , qne no aamite 
retribución Ja grandeza 
de su mérito , porque 
todo es corta recompensa. 

La vida te debo, y esto 
no hay con que pagarse pueda. 
Solamente un medio eccuer.tio, 

(Een. Y es ? 

Enriq. Hacerte dueño de ella. 

Gen. Dueño yo de vuestra vida, 
quando la mia confiesa 
pende de la vuestra tanto, 
que alienta porque ella alienta? 

Ah S-ñora ! vuestra vida 
esquíen la mia conserva. 

Enriq. Y que pueda haber una.alau (as. 
tan generosa ,^tan üena 
de perfecciones', en un 
Carbonero!- 
Cen. Qué dscenga 

al 


Sh hi'O 


14 


El Carhon/ró 


al labio el respedo , quando 
de arRor me abrasa la hoguera? 
Enríq. Y he de ocultar esta llama, 
siendo imposible vencerla! 

Gíh. Pues el respeto perdone, 
que mi amor pi^eciso es s-epa. 
Enñq. Amándole tanto , cómo 
podré resistir la fuerza 
que á él me ha iticiinadoí 
en. Señora? 
nr'q. Qué dices? . 
r«. Solo quisier», 
ya que os dignasteis de darnos 
de vuestrasxdesgracias cuenta, 
saber si á Milord R-Usban 
amais. 

En ^q» Pe aborrezco . A-qUvlla 
pasión que le- tuve como 
á hermano > fue horror apenas 
me manifestó el p^pel, 
en Que su padre confesa 
oue yo no era hermana suya. 
Gen. Y á Carlos? 

Enr’q. Mi alma le aprecia 

por su virtud ; pero no_ es 

este amor , pasión que inceadis 
rodo el corazón, 

G^n. Pues qué es? _ 

Enñn. Solo una correspondencia 
que un buen proceder merece. 
Gen Según eso , no se encuentra 
pasión conocida en vos 
á nadie? 

Quiza la 

G^n. Pero qué correspondida 
series^del que la tnereicai 
Enriq. Eso no se. 

Qen Cómo? 

Cort;o ^ . 

nació mi pasión apenas 
tuve vida, y lo que adoro 
aun no creo que lo sepa. 

Q^rt. Desde, que cubisteis vida, 

' amaisi Fuerza es me sorprenda. 

EnrJq De qué? 

G°n. Pues el alma entonces 
puede amai? 

Enriq. Quién eso niega? 


(jp. 

(ap, 

{ap. 

{ap. 


Desde hoy yo cuento mi vida, 
pues la pasada , ya muerta 
la tuve i hoy volví al mundo: 
y mi pasión hoy empieza. 

Gen. Que decisl Pues también hoy 
ha sido la vez primera 
que yo he arnado. 

Enriq. Y á quien? , ^ . 

Aquien , Señora ? A Enriqueta. 

Enriq. A Enriqueta ? Y quien es? 

Gen. Una . 

Deidad que en mi pecho reyna. 

Enriq. Y tiene mi propio nombre! 

Gen. Y rodas las gracias vuestras. 

Enriq. Es cosa rata! 

Gen. No tanto. 

Enriq. Por que?^ 

Gen. Porque sois la mcsmi 

que amando esta el alma niia. 

Yo bien sé me expongo á vuestra 
indignación , declarando 
mi amor ; Mas si resistencia 
no encuentro á este dulce iuceudiO> 
sabedle vos , y yo muera. 

Mi pasión se agita mas 
á vuestra vistas y pues esta 
es la que mi atrevimiento 
produce , hasta que comprenda 
si me amais, ó aborrecéis, 
sabré , Stñora , huir de ella; 
con lo uno me daréis vida, 
y con lo otro es fuerza muera. 

Se oculta en el bastidor y y desde él dice' 
Veré que efeófo ha causado 
mi declaración en ella. 

Enriq. Espera , Genaro , aguardar- 
se fue en efeóto. Ahora es fuerza, 
que lo que siento en el pecho, 
lo haga publico la lengua. 

Genaro me ama. Y Genaro 
quién es , para que merezca 
que nii altivez á su amor 
pueda dar correspondencia? 

Mi altivéz dixe ? Ah l que mal 
con mi situación concuerda, 

, tan vano nombre l Genaro, 
sin que esto alabarle sea, 
es hijo de uB Carbonero 


V 

ho« 


ds LondriS, 


honrado , de una presencia 
agradable ; 7 de su oficio 
su talento degeneraj 
porque discreto , con una 
alma noble , una sincera 
dulce, atraóbiva , y afable 
expresión , le ínanifiescan 
acreedor á que le mire 
con agrado una belleza. 

Este es Genaro. Mas yo 

quien soy ? Ah ! que cruel respuesta 

puedo darme !. Ayer pensaba 

descender de la primera 

Casa de Inglaterra , y hoy 

aun ignoro quienes sean 

los Autores de mi vida: 

Con que de este horror cubierta^ 

erco que mi nacimiento 

tuvo de humilde mas señas, 

que de ilustre , pues callatle, ‘ 

fue sin dada por vergüenza. 

Luego Genaro es meior 
que yo ? Quién eso lo niega? 

Luego en quererme , no solo 
su noble amor manifiesta, 
sino que me honra ? Es 'verdad*, 
y es justo dé recompensa 
mi amor al suyo. Además, 
que mi gratitud confiesa 
le debo la vida. Pues 
que haré en que él su dueño sea? 
Quien al agradecimiento 
falta , imposible es que tenga 
buena sangre. Agradecida 
debo ser ; que ya esta prueba 
tengo en mi favor de que 
hay buena sangre en mis venas. 

Pero aunque faltaran tantas 
circunstancias que m.e empeñan 
á amar á Genaro , una 
superior oculta fuerza 
á él me arrastra , á él me inclina 
de tal modo , que no-deja 
arbitrio en mi voluntad 
para que de él me desprei>da. 

Y pues me quiere, y merece 
m;i amor , que el destino aprueba, 
sea mi esposo , mi dueño. 


mi bien, y mi dicha cíe rta. 

Genaro: 

Gen. Qué me mandáis? 

Enriq. Solo , Genaro , que entiendas, 
que si amándote te doy 
vida , y si te aborreciera, 
te diera muerte , no quiero 
ser tan cruéi , ingrata , y fiera, 
que ai que la vida me dió, 

recompense mi entereza 

dándole la muerte. Quiero 
que vivas , para que veas, 
que lo que- te debo , asi 
te satisfago. Y pues esta ' 
declaración me parece 
que satisfecho te deja, 
vive para que yo viva, 
y si tu mueres yo mmera. 

Se quiere ir ^ y leí deiiene. 

Gen. Espera , Enriqueta amada, 
y permíteme que pueda 
puesto á tus pies tributarte 
una alma que te venera, 
un corazón que te adora, 
y una vida que te aprecia. 

Qué yo tan feliz he sido! 

Qué es posible te merezca 
pagues mi amor 1 Laíalegria, 
el jubilo , y la soipresa 
me atribulan. Yo no sé 
lo que me pasa. 

Enriq. Yo fuera 
una desagradecido, 
si obrase de otra manera 
con quien la vida miC ha dado, 
y por quien debo perderla. 

Gen. Pues tuyo soy. 

Enriq. Y yo tuya. 

Los z. Para que asi en dulce hoguera , 
vivan , descansen , y alienten 
almas que tanto se aprecian. 

Gen. Vamos á ver á mi padre, 
y al Joven que mi clem.encia 
condujo aqui desde el monte 
sin sentido , y á la fuerza 
de un benéfico remedio, 
volvió en sí. 

Enriq. Verk desea 


1? £/C*í, 

mi curiosidad, Gemro. 

Tu gusto es ya mi obediencia. 

Y en tus aras:- 
Enriq. Eji tu obsequio;- 

Gen, Consagro por dulce oFrenda;- 
Enr'iq. Dedico por sacrificio: - 
I.os 1. Sentidos, alma, y potencias, (yante, 
Eíuertx dilataday con arboles frondosos , mur- 
tas contra los hast’dores , macetas , y verdu- 
ras. En lo ultimo áel foro y el Re/^ 
y Ricardo , se pasearán 
lentamente. 

R'c. Con que en efedto, Señor, 
respiráis con toda aquella 
preciosa tranquilidad 
que mi corazón desea? 
p^^y. Si , Ricardo. 
pjc. Pues, Señor, 

Dios permita permanezca. 
per- Como os he expresado , al Rey 
acompañaba muy cerca 
de su real persona; herido 
el Javali, entró en las peñas 
mas ásperas ; yo en seguirle 
me interesé ; y quando en fuerza 
d“ conocer mi peligro, 
tiré. al caballo las riendas, 
desbocado ya , no pudo 
reconocer la obediencia 
al freno , y precipitóme: 

Merecí á la Providencia, 
que tu hijo me socorriese, 
y en sus hombros me traxera 
á tu casa sin sencido; 
donde hallé quanco pudiera 
en el Palaoio del Rey: 

Y asi, l^^vida confiesa 

mi agradecimiento os debo, 
y eterno es preciso sea. 

Ric. Señor , el que hace lo que 
la humanidad nos enseña, 
hace solo io que debe. 

Rey. Pero es fuerza se agradezca. 
lUc. No seria tanto , si , 

los hombres bien procedieran; 
porque parece un prodigí® 
el que al infeliz remedia; 
y es una obligación, que 


la sabia Naniralezi 
nos Impone. No causaran 
por cierto las obras buenas 
admiración , Señor j ^ ^ 
con mas frecuencia se hicieraní 
pero como son can raras, 
por maravilla se cuentan. 

Decis bden. Un Carbonero (-q», 

asi raciocina , y piensal 
Me admira! Mas de la Corte 
quanto ha que hicisteis ausencia! 

Rk. De la Corte ? Yo no he estado 
desde Escudiantillo en elU. 

Rey. Y por qué? 

Rk. Porque formé 

de ella un concepto que aprueba 
la razón ; y por lo mismo 
no quise volver á verla. 

pey. Y quál es ese concepto? 

p¡c. La Corte , según la id(ea 
que me propuse, es lo mismo 
que un Babel ; porque se encueacr» 
ninguna , ó poca verdad, 
habiendo infinitas lenguas. " ? 

La tranquilidad alli 
no se conoce , pues reyna 
en todos sus moradores 
una confusión eterna. 

Y en efeélo , alli las alma# 
grandes, á reconocerlas 
por sus virtudes, el mas 
alto talento no llega; 
porque hace la hipocresía 

que otras , con una apariencia, 
que la malicia dispone, 
se equivoquen con aquellas. 

Y en efeéto , alli , Señor, 
la profasioíi, la opulencia, 
y el luxo se estiman ; mas 
mi humilde trage desprecian. 

Rey. Pero no sabéis , que el Rey 
incesantemente vela 
por el bien de sus Vasallos, 
que como á hijos los aprecia? 

Rk, Aunque á mi Rey no conozc® 
tengo noticias muy ciertas 
de sus heroicas virtudes, 
y que lo mejor desea 

pa 


de "Londres , í? 


para su Reyno : mas cémo 
no vé lo que pasa , y llegan 
las noticias á su oido, 

6 tarde , ó nunca , remedia 
lo que sabe ; y lo que no, 
enfermo siempre se queda. 

ÍRf/. Cada vez me admira mas (4/. 

este hombre! Quién tal creyera! 

Yo he de hacer que conozcáis 
al Rey , y le habléis. 

tisc. Me tiembla, 

de oíros solo , todo el caerpo! 

Yo hablar á mi Rey? Pudiera 
articular ni una voz 
delante de su presencia? 

R#/. Y por qué no ? No es un hontbte 
como los demás ? Desprecia 
ai humilde acaso ? No oye 
con benignidad sus quejas, 
y enjuga el llanto á los que 
con él á sus plantas llegan? 

Hzc. Oh Principe* amado miol 
La Divina Omnipotencia 
te dé las felicidades 
que mi alma te desea. 

Señor , aunque el Rey es hombre, 
es Deidad , en quien se observa 
del Altisim.o una imagen, 

R;uy digna de reverencia. 

Toda mi casa , mis hijos, 
la sangre que hay en mis venas, 
en su obsequio perderé; 
pero con qué complacenclal 
Mas hablarle yo ! Señor, 
mi Veneración supera 
á mi amor , siendo tan grande, 
y ella alli me confundiera. 

Rer. Pero •dmo queréis tanto 
al Rey , quando es cosa clerit 
que «o le habéis visto? 

Ric. Pues 

necesita que se vea 
el Monarca , para ser ' ' . * 

amado con gran ternera 
de qualquiera buen Vasallo •- ^ 

El es Padre , que dispensa a'd 
sus gracias para sus hijos 
los Vasallos, sin que tenga 


conocimiento formal 
de cada uno j y manifiesta 
con esto lo que ios ama. 

Pues por esta misma regla, 
aunque no se le conozca, 
es preciso se le quieta. 

Rey. Yo seria feliz , sí (sf, 

muchos Vasallos tuviera 
como este. Pues á vuestro hijo 
es preciso deis licencia 
para que pase á la Corte 
con migo. Yo haré que sea ""i ' _ 
favorecido del Rey, 
y que al instante le ascifoda 
á un buen empleo. 

Rk. En no siendo 

para servirle en ^ la guerra» 
nunca lo permitiré. 

Rey. Por qué? 

Kic. Porque solo en ella 
el mérito se acredita, 
y el amor que se profesa 
al Rey , y á la Patria : AiU 
el valor se manifiesta; 
y aquella sangre , que las 
heridas en la pelea , 

vierten , caraéleres soa , 

que inmortaliza la tierra 
sobre su faz , parr, que 
lo mismo haga el que los lea* : 
Rej. Pero no reconocéis 

que es expuesta esa carrera? 

Ríc. A qué , Señor ? A .«fiorir 
por la gloriosa defensa 
del Rey , y la Patria ? Pues 
no es m¡uy grande dicha esta* , 
Por Dios , que si en la Campaña» 
aun con: mis canas , me viera, 
por nú Principe, prodigios 
de valor , Señor , hiciera. . _ . l 
Rey. Dadme los brazos , amigoi 

que esas palabras me llsnai .L I 
de jubilo, y es preciso . . - 

de este modo agradecerlas. 

Llamadme aqui á vuestro hijo. o> 
R'c. Ya con mi familia llega, 

.celebrando todos juntos * ' ^ 

con bayletes, y con fiesta, • 

C lof 


El Carbonero 


I <5 

los edss que en mi casa 

ten'go. 

J‘#7. Pues quién mas se hospeda 
en elha? 

ifc. Una Dama , en quien, 
prodiga na'curaleza 
reparció tanta hermosura, 
que admira , Señor , al verla. 

Jlif/. Y'de dónde ei? , 

Ríe. De la Corte. 

Re/, y cómo está^ aquí? ' 

FJc. Por, ciertas 

aventuras , que es preciso 
que Qs asom.bren, al saberlas: ■ 

Yo os las contaié , pues ya 
mis hijos , y criados , llegan. 

Sahn cantando i. i Arlado ,y tocando pan-. 

á^ retas i y castañuelas ^ Isabela , Ja/me¡, , 

f hombres/ wugeres y , que, ti taponen cna- . 
ios de Kt car do < En -medio. evenir kn Gena- 
ro , y Enriqueta al,, i-íí ht dot tsl Rey y le ; 
hacen una profunda reverencian pero En-.. 

riquetáy que le conoce anme ¿tatamente y ^ 

-haíe extremos de- sorpresa,y / , 

■ admiración» 

Cantan A los, ñqespedes bizarros . 
con bayies celebreni-os, , ' 
deseando que sus vidas, 
no conozcan ya mas riesgos. 

Tod. rto. Que vivan eternos años^ ^ ^ 

V siempre^ dichosos sean. 

Ersriq. Qué tmro ! Válgame DiosU: iap-.. 

Este es el Rey.*; 

Re/.Qnk belleza 

tan admirable ! mas yo 
otra Vez he vi o cerca . 

ce mí este rostro. Ricardo, -{a ti ap. 
por cieito que ,en 'vuestra^ huerta _ 

hay preciosas planaasC 

Ric. Pero . , 

se haa criado en otra tierraj 
las de «aqui no tienen tanta 
sustancia, pero rr.astfuerza. 

Re/. Y ieerdme ; Esa Madamia ^ ^ 

có'uov se llama? - ‘ . 

R:c. Enriqueta. 

■Re/. Enriqueta ? Si , ahora caygo 
-en que de Rusban es esta 


iap\ 

{ap. 

ella. 


W' 


la hermana , y aun reconozco 
la ha turbado mi presencia.^ 

Enriq. Cómo me mira 1 Y su vista 
hace qu-e mas me estremezca. ^ 

Rey. No quiero que me descubra, 
pero esto asi se remedia. 

Madama. « Caminando aaa 

%l^riendo hincarse de rodillas , la detttnty 
i dice aparte. , 

üí/. Qué hacéis? . , 

No quiero, que nadie entienda , 
quien soy,, y -quiero saber 
tÓTiO aquí -estas., 
jRnr'q. La sorpP€sa,i 

que de . Vuestra Magestad 
me causad la. R;ál .presencia, , 
y ser tan, larga, nai historia, , 

conno infeliz., Y;, funesta, 

no me permiten que en breve ; 
tiempo . Señor la, refiera. ; 

Quando 'Vuestra.Magescad 
guste , Ja.oitái.mat. le ruega 
mi fatiga ,, que.. eche, un rasgo , 
sobre nní , dej su. clemencia. 

Ttev. Te-.ÍQ,.. aseguro.,, Después 
sabré , despacio tus penas, . 

Dlsimmla,, 

Jl'n.. Qué ¡.hablarán > 

este Joven , y Enriqueta, , 

en. secreto. canto liemipo? 
pues si pronto no lo déjati, 
perdonen todos, qi>e yo 
haré lo djen por fuerza. 

Rey. Con que , Madama , de Londres 

sois? ^ 

.£nr¡q. S-ñor-, aunque quisiera 
ocultarlo , mi vestido c ' 
parece lo manifiesta. 

Y sé sois hijo del Conde , 
de Egremont. ^ • 

Rey. Quien os lo niega? ; 

Ric. Dwl Conde de Egremont hijo? 

Oy mi fortuna es completa. - 

Gen. Que he escuchado 1 Hjo del Cono» 
•- de Egremont sois ? Del que cueot» 
la fama por el mayor 
Héroe, que hay sobre k tierra? 


(ap. 




de Le 

De aqael Genera! valiente, 
que de la Patria en defciiia, 
se coronó en la campana, 
y en ocasiones diversas, 
de Laureles , que la embidla, 
ni el tiempo , no es fácil puedan 
njarchitar ■'? Que sois del Conde 
de Egremonc hijo , el que espera, 
que oy pase su Regimiento 
por aquí , para qjas sea 
conducido á conseguir 
á su lado glorias nuevasí 

Ah ! si yo lograra ir 

‘bajo sus ordenes!; 
jigy. Esa 

satisfacción j que con tanto- 
'^gusto parece deseas, i 

ya la tienes ^conseguida; 
pero "no ^conio 'tu piensas. 

Capitán 'Üel Regimiento^ 
de 'Egre'mont ‘eres. Y piensa 
que esta remuneración 
á la vida que confiesa 
deberte mi amor , Genaro, 
no es mas 'que una leve muestra 
de mi gratitud , pues quiero 
gozes otras mas completas. 

R'c. Gran 'Señor, á vuestros pies;- 
2tf/. ^ o , mis brazos quiero sean 
los que acrediten lo mucho 
que os estimo. Yo hafé cierta 
tu fortuna, porque 'y'a 
que me descubrió Enriqueta, 
al Rey pediré que te haga 
las gracias que hacerte pueda. 

%nr!q- Y sabed , que con el Rey 
puede mucho su Excelencia» 

Apenas acierto á hablar 
del gozo que experimenta 
mi corazón. Mi Genaro 
Capitán ! Qué complacencia! 

Gtn. En su semblante acredita 
su alegría mi Enriquetal 
Rk. S.ñ-or Capitán , yo os doy 
amables enhorabuenas 
por vuestro adelantamiento; 
pero las acciones vuestras 
cuidad de que correspondan 


•ndres, 3 ^ 

al carader que ©s eleva, 
ai padrino que ceneis, 
y á la sangre de esas venas. 

Ge«. Saber morir por mi Rey ^ 

es mi obligación primera. 

Isa. Señor , también es preciso 
que os acordéis de Isabela, 
que al miraros desmayado, 
ly con tan bella presencia, 
lloraba, sin que pudiese 
mis lagrimas, coaitenerlas: 

Pero después que cobrasteis 
el sentido , y que ya vuestra 
amable vida 'se vera , 
libre de la horrible fuerza 
del accidente', 'qiíé "gozo, 
qué jubilo , y ^éomylacencla 
se derramó por 'rhi yecho? 

Sobre que mi alrña 'os profesa 
mas amor que -á . Jáytííje', siend® 
el que mi "Padre desda 
que yo admita 'pbr ''íh'árídb. 

Esto pende de la influencia 
de los otros , que me obliga» 
á que mas que á nadie os quiera. 

'Gf». Isabela; - 

Rey. Dejála, 

que me gusta su Inocencia. 

Rk. Al menos , Señor , no hay 
ninguna malicia en ella. 

Rey Si , Isabela hermosa , yo 
tanto estimo tu fineza, 
que te haré dichosa. Y Jayme 
quén es> 

Jí,*. Este. Jayme, llega. 

.Jay. Yo , Señor , soy , 7 soy 

qui.n rendidamente os ruega 
que con mi amo el Cápitau 
también 'm'e'empkeis 'éñ da 'guerra, 
á dónde venga Tiha Eála, 
y rae ■párta, la cabeza-, 
para no oir enjairás 
las cosas que mi Isabela 
’me dice : Ella al "mas ruin "moro 
'por mejor que yo 'contempla, 
sin ver que no ten jo culpa 
de que la naturaleza 
so me hubie^f- á mi hecho el mas 
C z po 


20 


(ap. 


a § 


■1. 


jolido gue hay en tierra; 
gue ÁUíigue lo fuera» lo niistBO 
que la quiero , la quLiera. 

En fin , cómo ha de ser í Soy 
muy desgraciado con ella» 
j mas que el Tamesis gotas 
tiene de agua , á mi me cuesta 
su amor lagrimas , y aun 
foji eso no esta couceuta» 

£.e/‘ Jsyme » tu mereces ser 
querido p.r tu firmeza: 

Feliz te haié. Quauto gusto 
me dan almas tan sincviaií 
Ricardo , saber deseo (^/>- 
como aqui se halla Enriqueta. 

R¡c. Está bien , Señor. Muchachos, 
continuad, pues, vuestra ficju, 
y dejadnos todos solos. 

Tüdís.'í'd^i lepicamcs la letra... 

Cea. Yen , Enriqueta adoiada. 

£ar'iq. Si eres mi norte , no es tuerza 
que ce siga? 

Ci7i. Feliz quien 

oye tan dulces finezas. , , , , 

Rep-tea ! a i^rra y y se van todos baylando. 
Jlf. Vais, S.ñor, á escuchar una 
historia , que aunque^ pequeña, 
creo que me confeséis 
que es muy peregrina y nueva. 

Rey. Decid pue’S. 

R¡c. Esta maúana, 

poco antes que amaneciera, 
á exercitar lui mi oficio _ 
ai monte , que es sacar piedra 
para hacer caí bou ; Üo bi=n 
á él llegué , quando muy cerca 
de mí , ruido escucho ; aplico 
la vista por las espesas 
ramas y á la escasa luz 
de la Luna, veo llegan 
aili dos hombres montados, 
y quatto á pie; Crei que erani- 
Sale Jayrne- corriendo. 

Jay. Nostramo , un Milord , según 
ha dicho , llegó á la puerta 
de nuestra casa , con otro, 
los dos á caballo ; se entran 
como si en su casa fuera; 


r fer 




{ap. 


EK^arloñero . 

y el Milord, cuyo semblante 

íhiclara bien su sobervia, 
nií preguntó por Ustedi 
dixe estabais en la huerta; 

Y sin Vsperar á mas, 
tras de mí viene, y ya llega. 

R e. Un Milord buscarme a mi? 

Rey. Yo no quicio que me vea, 
oculto estaie allí. 

Rtc. Mi gusto 

es solo el de Vuecelencia. 

Se oculta el Key en la ¡íquierda ; 

¡a derecha^ salen Rusban^ 
j Eduardo. 

Rusb. No te apartes de milado, 
si tener vida deseas, 
pues j'a conozco que vienes 
aquí con mucha vioieiicia; 
y esto me hace que recele 
mucho de ti: 

Zd.ia. Mi inocencia 

amparen los justos Cielos. 

Ruíb. Con qué sois ei dueño de esta- 

casa? , 

Ric. Y vuestro humilde criado. 

Kusb. Sea muy enhorabuena. 

Rey. Milord Rusban es •• Sin duda 
busca á su hermana Enriqueta: 
oiiie importa. 

Rusb. Conocéis 
á este hombre? 

Ríc.'Lí Vez primera 

que logro veiie , esta es. 

Edu. Aquí ya mi muerte es cierta, (ap. 
Ric. Qisé es lo que queréis , Señoi? 
j^iísb. Haced salga de la huerta 
ese ciiado. . 

Ric‘ J^ynie , vete. {Vasejume» 

Rey. Qué prevenciones son esta.? 

Ri¡¡b. En vuestra casa tenéis 
uiia Dama. 

R/c: Qnién os niega 
esa verdad? 

Edu Qué oigo , Cielos! ^ 

Rusb. Su nombre no es Enriqueta? 

Kk. Si Señor. 

Edua. Absorto estoy! 


'1 


I 


{ap. 


(ap. 


Maua. . • 

Rusb. Eduardo , ahora si que es fuerza 

álLlC 


31 


de Londres. 


que confiéis tu honraJeZj 
tu bondad j y tu puicza» 

Edua. Este prodigioso caso W- 

ci jus-ü Cielo le ordena. 

Rmib.Vncs á Enriqueta entregadoic 
porqiie yo vengo por ella. 

Rtc. Y para esso quién sois vos? 

Rwi. No hablareis de essa tcancra,, 
quando sepáis que Milord 
Rusban os la pide. 

R/V. Fuera 

demasiado simplc^í^^o, 

si aunque seáis es^ quc expresSt. 

vuestra voz , os la entregara. 

Ella no es hermana vuestra: 
todo lo sabemos ya; 
y pretendéis cen violencia 
quitarla el honor ; y tal 
vez por vos seria puesta 
en el sepulcro, del qual 
la libertó mi clemencia. 

Rey Quanto oygo me admira í 

RU. En fin, 

seáis , ó no , el Milord , la empresa 
de que á Enriqueta os entregue, 
primero que el Rey no entienda 
todo este caso , es difícil. 

Rusb. Y me hablas de esa manera, 
villano , sin conocer 
que haré que viólima seas 
de mis íurores ! 

Safe Enriq. Si al Rey 
hablarle solo pudiera: - 
Mas que miio ! Ay Dios • Eduardo. 

Les dos con Ímpetu de sume goto, 

Edaar. Madama ! 

Ru-h. Cielos , no es ella ! 

Qué feliz encuentro! No, 

Enriqueta , te detengas, 
sígueme a Londres. 

Rey El caso dparte. 

se ha dispuesto de manera 
aunque de él nada comprendo, 
que ya me parece es fuerza 
que me descubra. 

Etsriq. Primero 

que en tu poder mas me vea, 
karé qiae sacrificada 


á un puñal mi vida sea. 

Yo con un hombre tan cruel 
,como Rusban ? La obediencia, 
que como á hermano debía 
tenerte , está ya deshecha, 
pues no lo eres mío ; ni el 
nras leve imperio te queda 
sobre mi ; Libre nací, 

D! aun íé 3 quien el ser le deba: 
mas no Importa , que las almas 
nobles , labran su nobleza 
con la virtud : Xu al contrario 
procedes , pues la que heredas 
la manchas con tus acciones 
que mi corazón detesta, 
y mi vida teme. Vete, 
bárbaro , de mi presencia, 
que entre estas humildes gentes 
todas mis dichas se encuentrani 
y puede séx que haya aqui 
quien abata tu sobervia, 
quien reptima tus crueldades, 
y castigue tu imprudencia. 

Rey Cada vez mas admirado 
me contemplo I 
Rusb. Y asi piensas, 

injusta , de mi burlartel 

Ven á Londres ; No hagas vuclv? 

‘ el amor que aquí me trae, 
en un horror , que convierta 
en pavesas esta Casa , 
y á quantos”éstáa en ella. 

Ríe. Ni eso haréis , ni iiá con vos 
Enriqueta. 

Ruth. Y hay quien pueda 
estcrvarlo ? 

R’c. Si hay. 

Rusb. Quién ? 

Sale el Rey , Ru han , y Eduardo se str*. 
frenden. 

Sale Rey Yo. 

Rusb. Q é.miro Mi sorpresa;- 
Edúar. Qeé veo, Cielos! El Rey ! 

Rusb. No 

me deja hablar. Señor vuestratr 
Rey No quiero oírte, hasta que 
todo quanto ignoro entienda, 
y entonces no faltará 

kí 


2 2 El Carbonero 

mí jasticíj al qae la tenga. Jayme $ que ocurre! ^ 

Enrtq.Vacs dc mi parte está coda. I/4. Han llegado ] 

Edu.lAl labio asi lo confiesa, á casa:- La voz apenas 


Seno'. 

Rh.Q^c grande respeto '(ap- 

al h.)0 Tde, Egremont muestran 
todos ! L-to, me sorprende! 

Y el ardor *y la sobervia 
del Milord , como una nieve 
ha dexad© su presencia. 

Ruíb. Aqui el ^ey !. Confuso estoy! (ap^ 
Edu. yisiblemente á más ¡penas -fap* 

h(,y ,el Cielo dá remedio, 
üf.-. Quiero exjáiques , Enriqueta, 
por que aquí ce hallas., porque 
Rusban ser cu amanee muestra 
mas que tu hernrano , y por qué 
á ir á -ia Corte ce niegas 
á su lado ; pues todo esto, 
bien reflexionado , dexa 
confuso mi eniendimáenro 
quando penetrarlo -intenta. 

Ru b. Gran ;&eñor:, :sabed que:- 
Rc). Aguarda. 

Enriqueta ;quiero 'sea 
la que me .entere primero 
de este caso, que me .cuesta 
tanta cotlfusion, Rusban. 

Pero antes es bien que ladvierta'S. 
castigará das maldades 
ti que las virtudes premia. 

Rv h. Gran S-eñor , si yo;- 
Rty. El amago 

es este : del golpe ^tiembla. 

Habla Enriqueta. ^ 

Ric. Tentblando ^ ‘X'íf* 

rae ha dexado su presencia 
itrirada. Y.a otro rostro ^ ; 
es el bii.yo del que era. 

Oid Señor atentamente,' 
oue ná historia infiusta émpieza. 

Sa la cerr'-eudo LdL-ela , ^ayme , y todtfr 
Its crhidos con ¡ai panderttas / cafíaUtítlat, 
Dentro Egrs. Seguidme todoS. 

Rty. Qué es eseoí 
y.a/ . Noi'trimot- 
ha. P.ídre:- 
Ric. Isabela, 


puedo formar. 

R¡c. Quién -llegó? 

Jay. Muchos Señores, que plensaa 
aquí hallar á nuestro Rey. , 

Rlc. A nuestro Rey! f 

Loí 2. Vedlos , ya entran. 

.Salen con precipitación el Conde de Egremonf^ 
Milord Grayylos'Ofic. Genároy y Monteros, 
iGen. Estos Señores al Rey 

buscan con tanta impaciencia:- 
■ Egre. Todo se examine*.^ 'Mas 
qué miro! Señor t, á vaiestras 
inviélas plantas rendidor- 
íGra. Postrados todos ea éllas:- 
.Todos. Damos á *Dios , por íhaberoli 
hallado , gracias Inmensas. 

-Rer. Vasallos samados míos, 

• mis ib tazos ^descanso -sean 
•‘de esas .amantes fatigas 
que mi vida reál os Cuesta. 
.'R/c.Gran Dios, qué es. lo qUe he escuchado! 
Este es ná Rey ! grandeza 
se dignó de oir 'á este pobre 
«caduco tamtas simplezas! 

Pues si he logrado esta gloria, 
qué mas de testa vida esperan 
miis cansados años ? Hijos, 

-iGenaro , Jayme , Isabela, 
llegad con migo á los pies 
de da Magestad excelsa 
•de -nuestro gran Xey -, 'que es este} 
"H}dsf.'jt preiipitan ¡d ios ‘pies del Rey, 
'besémoselas ten mttestras 
•de nuestra veneración; 

Y' todos áigamos , ‘sea 
su nombre aclamado en todo 
el ámbito de da tierra. 

‘Todos. Aclame -su nombre todo 
el ámbito de la tierra. 

Rey. Qué espeftaculo ‘tan digno 
de mi -amor ;y -raí eleínencia! 

Alzad todos á mis brazos. 

Vuestro Rey soy , y confiesa 
mi gracitüd , que la vida 
os debo. 

py. 


23 


Londres» 


Jar. Quien tal crcjera ! _ ^ 

Que fue, el, Rey á quien ronté. 
las cosas de., mi Isabela 1' 

jayme , yo temblando estoy,. 

V he quedado medio lela. 

Egrem. Hallarse, Míiord Rusban a f arte» 
aquí , y su hermana ^nT5que.ta 1 
Ctn. Otras mil veces , Scáor,, 
permitidme que en la uerxa; 
que pisáis ponga mis labios, , 
mi respeto , mi obediencia, 
mi vida , j-, mi sangre, para^ 
acreditaros la, inmensa 
alegría , que en mi pecho - 
esparce , causa , y fomenta > 
el saber que sois m.i Rey, 
á quien ofrezco, en Ja guerra -; 
adquirir toda la. gloria, 
que mi corazón anhela... 

Jtf/ Levanta : De ti lo creo, 

Genaro, Egremont , en esta ; 
pobre familia . encontié ^ 
la vida. , 

Egrem. Tpdos á vuestra 

Magestad , Señor , buscamos ^ 
con el ansia , con la. pena 
mas graniíe^ D-e íBIíu Pasagero > 
supimos:-.. ^ . ■ 

Esy Egre.T.ont , deja i 

infaustas noticias , pues ; 
hoy quiero que todo sea -i 
alegria en esta Casa, 
ya que hallé mi vida en ella. 

Ves 3 Ricaido , como hablastes ; 
á tu Rey ! . 

Pero mi lengua 
estaba entonces , Señor, 
íi'uy perspicaz y muy suelta. 

Ee/ Y ahora cómo está i 
Eie. Ahora está:- 

No lo veis ! con balbucencia. 

Kusb. Quien pudiera imaginar 
que esta casualidad fuera 
la que á mis ansias quitara 
la posesión que desean ! 
liuar. Teniendo conocimiento í parle, 
ya el Rey de este caso , es fueiza 
esperar que tenga fin 


mis fatigas , y mis penas. 

Rey Egrem.onc , el Regimieiito 
aguando pasará ! 

Egretri^ Esrá cerca 

ya de este, sitio , Señor. 

Rey Pues dá orden que á teda priesa 
se adelante para verle. 

Egrem. Se hará com;o me lo ordena 
Vuestra Magestad , Señor. 

JJabla. a párti á un Oficial q:;s se va cor- 
riendo. 

Rey Eñ tanto quiero , Enriqueta, 
que me. cuentes fu suceeu. 
y pues que del Sol la fuerza 
ts ya mucha , adentro vamos. 

Ríisban , hasta que la buelta 
dé á, Londres, que no te apartes 
dé esta Casa. 

.Rusbi Mi obediencia 

rendida está-, Señor.. ^ 

RfCi Hijos,, 

suenen esas panderetas, 
cantad j.baylad , y del gozo 
hoy toda mi Casa sea 
habitación solamente, ^ 
pues tanta dicha en si encierra. 

Gén. Y digaa. todos conmigo,' 
para pnncip'ar la fiesta... 

El seprirro Rey Enrique - 
viva , reyne , y sietTj-re venza. 

Todos El .scp-timo Rey Enrique 
viva , reyne , y siempre venza. 

Repiten, el >bayk y í cvyo compás se . entran 
todos por su trien. -> 



JORNADA II T. 

1 , A 


Salen largo de la Casa de' Rlc.-^-do , ador..^ 
nade corno corresponde á su exerc e o. Sa- 
len Eduardo , Kusban , Enriqueta , Ri- 
tardo y y el Rey s éste afenas entra en 
la Scena , bahlari con el Oficial i . 

Rush.E^Vc determir.srá el Rey' ^ap. 

oh Dlosl Yu estoy confundido. 

Editar. Quando romperé el silencio ¿p. 

que 


'24 - 5 ^ Cai-ho. 

que está en mi pecho escondido ! 

Rejf Cumple mi orden::;- 

O^címI i. Reverente 

va mi obediencia á serviros. 

Enríq. Todo el Rey lo sabe ya. 

Qué resolverá ! No vivo 
hasta encenderlo. 

Idtf En efeéio, 

mi deseo se ha cumplido, 
porque ya sé de Enriqueta 
ci caso tan peregrino; 
y no hay disculpa ninguna* 

Rusban , para tu deJito. 

Til ñn fue darla la muerte, 

y lo hubieras conseguido, 

á no haber Eduardo obrada 

tan piadoso , tan benigno, 

que la confección la dió, ^ 

en vez del veneno aélivo, " - 

por ti preparado ; Luego , 

el piadoso Cielo qui>.o 

que Ricardo la sacase 

d? aquel horroroso sitio, 

que la dió para sepulcro - 

tu corazoD siempre impío. 

Tan grande inhumanidadi 

que de oirla me horrorizo, 

hace que lo justiciero 

olvide lo co,m pasivo- 

mas porque veas procedo 

con coda equidad , permito 

ce justifiques: Qué tienes- ' 

que decir contra esos mismos 

carraos horrorosos ! bdabla; 

que el buen Rey, presta un oída 

á la queja , y otro es todo -r ^ 

de la disculpa : esta admito; 

^3 lia , pii.^s» . jr-: 

Rmh. AU gran S^áor ! 

Lo que en mi 'descargo digo 

es solo , que apenas supe 

que Eiiricjueca (cruel destino •.) 

no era mi hermana , en mi pech* 

un amor can excesivo 

nació , que á su dulce incendio 

se- esciavizjó el aívedrio. ' . *• . 

La declaré mi pasión : 

coa mi voz , coa ^mis suspiros. 


"¡eyó 

y coa amables promesas;' 
sentando , que este cariño 
era honesto, pues_ pensaba 
viera el matrimonio unidos 
el suyo j y mi corazón. 

Pero siempre endurecido 
su pecho Encontré , Señor. 
Quise saber el motivo 
de esta tyrana aversión; 
y hallé , que estaba rendida 
sir arnor á Carlos , un Joven, 
que desde pequeño quiso 
á Enriqueta , y ella á éL 
porque se crió desde niño 
en mi casa. Yo confieso, - 
Señor , que al verle admitido 
*n su gracia , y despreciado 
yo de ella , nació un abysma 
en mi corazón de zelos, 
que las luces de mi juicla 
confundió. Para indagarlos 
con mayor certeza j finjo 
un dia salir de Londres, 
y quedé oculto ; Examino, 
entrando en mi propia Casa 
por la noche , que consiga 
hablando Enriqueta sola, 
decía.... Quando el alivia 
dará con su vista Carlos 
á mis penas ? Y perdido 
mi talento , y mi razón, 
darla muerte determino. 

Pasó quanto sabe ya 
Vuestra Magestad. Publica 
mi culpa ; pero confieso 
que amor fue de ella motiva. 
Esto lo prueba mi llanto, 
mi tonnenro , y mi martyrio, 
quando Ilustró la razón 
al entendimiento mió, 
y recouoci el error 
de mi ceguedad ; Testigo , 
de ello es el mismo Eduardo. 
Yo sufriré-aquel castigo 
que Vuestra Magestad dé 
á.mi tulpa ; mas suplico 
á tus Reales pies postrada, 
que atienda justo y benigno 


de landres. 


*■* 


4 «ae mi CTtoT hijo fie 
de ua amor fisl > noble , j ano. 
ley Te he escuchado. Y porque tcm 
que procedo en este juicio 
libre de pasión... Ricardo i 


file. Señor. 

S.0/ Que des determino 
la sentencia en este caso. 

Y de tu prudencia fio, 
que la desempeñes como 
merece mi Real servicio.^ 
file. Yo sentenciar , gran Señor ? 

Pues acaso::- 
Rer No te admito 

escusa • X.O que he mandado 
es fuerza verlo cumplido. 

Ric. Pues si la obediencia es prueba 
del amor y en esto os sirvo , 
vuestra Real resolución 
voy á observar, 

Rej Y entendido 

tengan todos, que lo que 
decretes , he de cumplirlo. 

Ric. Enriqueta, un cargo os hace 
Rusban , según he entendido, 
que es fiicria evacuar. A Cario* 


amas i 

I*irlf. No Señor , le estimo 
por su noble proceder, 
no mas. 

Rjc. Pues quando contigo 
sola hablabas , y decías... 

Qaándo vendrá á dar alivio 
i mis penas con su vista 
Carlos ¡ no fue un grande indicio 
de amarle muy tiernamente? 

No lo fue , Señor i lo afirmo. 

Rlc. Cómo ? 

Earlq. Porque esas palabras 
las dixe con ua sentido 
muy diferente. 

Rtc. Y quál fue í 

Enrlf. Opuesta yo i dar oído* 
á la pasión de Rusban, 
y por huir de los peligros 
que pudiera producirme 
estar debajo de un misino 
techo los dos , le mande 


á Carlos , ejüé coñ sigilo 
un Convento me buscase 
para que fuese mi afilo,, 
te proporcionó ; y estando 
codo , Señor , prevenido 
para que al dia siguiente 
fuese mi centro el retiro, 
impaciente aquella noche 
para sacar mis vestidos 
le esperaba ; mas tardando, 
dize... Quándo data alivio 
á mis penas con su vista 
Carlos ! Ya veis , que es distint» 
este sentido , y aquel: 
j aii razón justifico 
con la licencia qoe ten^o 
del Convento en este escrito. 

Vedle , y hallaréis en él se le di. 

mi cargo desvanecido. 

Ríc, Es verdad ; mas porque no 
admitisteis el partido 
que os hizo Rusban de sac 
vuestro Esposo? 

MMfiq. Si él lo díxo 

alguna vez , no fue i mí, 
porque jamás se lo he oidoí 
el solamente a piió 
á triunfar del honor mió. 

Rtc. Qué respondéis ? 

Ruth. Que aunque no 
manifesté mi designio 
i Enriqueta , fue mi fia 
ser su esposo. 

Ríe. Y yo he creído, 

que en vuestro fiel corazoa 
permanece el amor arismo. 

Ruth. Será eterno. 

Ríe. Bien. 

Pase / habla i farte cm el Rtf. 

EéUtar. En qué d 

situación , en qué corfllélo 
me encuentro ! Si el R.-y dispone 
este lazo , aunque en peligro 
ponga mi vida , ni debo, 
ni es posible peí ñutirlo. 

Rey Y eso es lo que te parece 
que es lo justo ? 

Rlt. Por preciso 


D 




20 


tengo sea la sentendaj ^ 
que déRusban de marido 
la mano á Enriqueta. 

Rey Y puede . 

servirle eso de castigo l 
Ru. Y grande. - - 

Rey Por qué? 

Ric. Porque, 

según Enriqueta díxo, 
fue delinqiience su amor,^ 
y él lo contrario ha fingido. 
Haciendo case con ella, 
se consiguen dos partidos; 
el primero , que Enriqueta 
íiuede con los propios brillos 
eon que se ha criado; y el otro¿ 
que si fueron los designios 
de Rusban iniustos , tenga 
esta pena su delito , 

«ue no es pequeña. Señor, 
sujetarle el alvedrlo, 
y la volvntaá , al nudo 
¿el matrimonio : Y si e» fixo 
que le desea , estará 
á mí siempre agradecido. 

Mnri^. De un discurso tan secreto, ^ p. 
qué resultará , Dios mió ! 

Rmb. Por ser <1 Rey tan elemente, á p 
no temo ningún peligro. 

Kk. Esto discurro , Señor. 

Rfv Dices bien ; me feas convencido. 
Rusban , aunque jo debiera 
imponer a tu oelito 
ia pena correspondiente, 
le perdono, le remito, 
esperando que la enmienda 
declare en lo sucesivo, 
que eres á mi Real piedad, 
eaal debes , agradecido. 

Enriqueta es ya cu esposa; 
y yo he de ser el Padrino 
de estas bodas. 


El Carbonero . 

que~ya en los tres examino 

la alegría , que mi Real 

providencia ha' producido^ 

en vuestras almas ; mas si 

la sicnt; alguno , entendido 

tenga j que sabré poner 

su cabeza á los pies míos. v 

Estima mucho á Enriqueta , 

Rusban , pues yo te lo pido. 

Rusb. Yo os doy palabra , Señor, 
de amarla mas que á mi misrr:o. 

.Enrtq.'^ he de enlazarme al que tanto kp^ 
aborrezco , y abomino; 
y ptm un precepto cruel, t 

abandonar lo que -estimo i 
Ah , Genaro 1 
Eduar. Ni aun hablar 

rae deja el Rey , y yo espiro. 

E-ush. Feliz mil veces mi amor, ^ 
pues su fin ha conseguido. 

Rk. Todo ha terniinado en dichas, 
y todo lo solemnizo. 

Sale Ofic. I. Gran Señor , vuestro Real or- 
en todo eitá obec'í^ido. den 

Rey Pues di á Egremont le conduzca 
al punto. 

'Oficial I. Voy á serviros. Van. 

Eduar. Qué podré hacer en un caso 
tan fuerte ! k parte. 

Ennq. Genaro Tiiio, a, parte. 

antes que de tí me aparten, 
mi vida daié á un cuchillo. 


Rusban , Enriqueta , 
tan su sorpresa 
Ruth. Gran Señor;- 
Enriq. S ño^ri- 


y Eduardo man' fies ■ 
en sus acciones. 

con aleyria. 
con sentirrñinío. 


Ei’iar. Q ie cruel marryrio 1 

íijiero ci'-ie me neis gracias; 

a. . 1.^ i ¿ 


Salen algunos -Monteros , el Oficial i. i 
atros , M'thrd Cray , / Egremont ^ que con- 
ducen k Genaro "vestido de Capitán . Ri- 
cardo , y Enriqueta al xerki hacen 
muchos extremes de gene. 

Egre. A vuestros pies, gran Señor, 
este Capiran dedico, 
que formó vuestra Real mano 
para el Regimiento mío. 

Rey Levantad. 

Lo hacen todos menos Cenare, 

Gen. Dejad , Señor, 

que permanezca rendido 
en ellos mi corazón, 
para que en fiel sacrificio, 
agradezca tantas glorias 


i 


de Londres. 


i ijac me habéis ascendido? 
con ias quales, yx inflamado 
es otro ser , de otro distintió 
ardor , en mi pscho siento 
naevo aliento > nuevos brios, 
que sebré manifestar 
delante del enemigo, 
para acreditar asi 

lo que os amo, en lo qae os siry®» 

Rey Alza-, Genaro , á mis brazos? 
y cree , que m icho confio 
en tu valor gsneroso. 

Rk. Genaro , querido hip, 
qué bello- Capitán haces! 

Cómo te sienta el vescidoí 
Mánchale bien en la guerra 
con la sangre de enemigos, 
y con la tuya , y entonces 
le • darás mayores brillos. 

Pero perdonad , Señor, 
este grande exceso mió 
anee vuestra Magestad, 
creyendo le ha producid® , 

el paternal amor. 

Rey. Sil 

V de ello me regocijo. 

Ah, mi querida Enriqueta, 
que feliz seré contigo' 

Rey Egremont , mientras que t« 
mis ordenes has cumplido, 
aquí he formado unas bodas; 

Rasban , y Enriqueta , oy lulsn»# 
serán Esposos. 

Gen Oh, Cielos' (yy. 

Que sangriento basilisco 
para devorar mi pecho, 
se ha entrado por los ©Idos! 

Egre. Con vuestra real expresio» 
quedarnos muy confundidos! 

Rusban , y Enriqueta , esposos, 
siendo hermanos! 

Rey. Yo ío afirmo: 

Esposos serán : De todo 
sereis después advertidos. 

Egre. Yo os doy mil enkorabiieaas. 

Grar. Yo placeres infinitos. 

Enriq. Que crueldad; 

Edu. Mortal dolor í (ay. 


S t¡en eorAend» Isabela , / Jivme. 

Issb, Donde estás , hermano uno? 

J.ty. Seáor:- 

L^s z. Dadnos mil abrazos, 
pues ya Capitán os miro. 

Rk. Apartad. 

Re/. No; déjalos; 

que esos entremos tan finos 

la mii.ma naturaleza 

los produce de continuo. 

Gen. Pero como , justos Cielos^ (^/* 
Enriqueta consentido 
habrá .ea esta unión , dejando 
burlado asi el amor mío! 

Rey Y el Regimiento? 

Egee. Las ocho 

son , y ílegará á este sltío i 
á las ocho y media. 

Rey Pues 

mientras tanto, divertidos 
estaremos en la Huerta: 

Venid todos. 

Todos Yz os seguimos, (siguiendo al Rey. 

Edu. Yo he de romper mi silencio, 
aunque muera ai punto mismo. 

Vanse todos ; Genaro detiene í Enriqueta 

Gen. Esperare, ingrata , aguarda; 
y antes que mires cumplido 
el cruel decreto , que has dado 
contra mi vida , á cu oido 
lleguen las clausulas tristes, 
peto justas , los suspiros 
de mi amante corazón, 
funestos, pero precisos; 
y en quejas de tu trayeioa 
exale el corazón mío 
el ultimo aliento en prueba 
lie mi dolor , y martirio. 

No quiero explicar finezas 
que me debes , pues registro 
basta solo que ias sepa 
quien las recibió , y las hizo, 
para que aquel se averguenze, 
si faltó á lo agradecido; 
y este conozca , que fueros ' 

echadas al ayre mismo. 

Después oe que seauciste 
ral vida con los hechizos 

D z de 


Ac ta hermosura : despucS 
que á impulsos del fuego aaiYO 
en aue ardía , hice pagara 
desde mi pecho á tu oído 
ja amable declaración 
de mi amoro'o deliquios 
T después que merecí 
ádmitiese graro , fino, 
y amable , tu corazón ^ 
en su dulce seno al mio, 
procediste tan iniusra, ^ 

tan cruel , tan falsa con mig *5 
aue apenas pasa un momento, 
á OTO premia tu cañáo, 
y dexas abandonado 
al que fue favorecido? 

Qué causa te he dado pata 
un proceder tan impío? 

Te enfadaron los amantes, 
reverentes sacrificios 
qué inffioíé en tus aras ?^ 

Qué desengafío , qué aviso 
hallo la primera vez 
que al amor me vi rendidoi 
Goza á Rusban , falsa *, goza 
sus caricias con tranquilo ^ 
y eterno amor s que yo nar© 
de modo que mis suspiros 
me acaben , que mi^ dolor 
dé fin al aliento mió, 
que mi vista no te ofenda, 
y en fin, que acabe rendido 
á las penas que me caucas, 
ansias, males , y martirios. 

Irse , r 

Detente s no de ese_ modo 
te arrastre un tirano jUicto, 
que haces de mi fiel amor. 

>ío quieras , Genaro mío, 
en medio de los tormentos 
tan crueles, tan excesivos 
qae estoy pasando , doblar 0$, 
y reducirme al suplicio 
Kas inhumano. Tu padre, 
tu padre ha sido el motivo 
de conducirme al sepulcro, 

6 al cahmo, que es lo mismo, 
Rusban ; Xo aprobo.el Rey! 


El Carboner» 

Y por mas que me horrorso 
solo al pensarlo , por mas 
que allí el labio mío quiso 
manifestar el horror 
que á Rusban profeso , me hx» 
contener su Magostad,^ 
diciendo que era preciso 
formar este lazo , o dar 
á su indignación motivo 
quien á él se opusiese. Mira 
en tan cruel , duro Gonflitt© 
cuantas ansias pasaría 
el triste corazón mío, 
viendo , que violentamente^ 
al que es de mí aborrecido 
se me unía , y me arrancaba» 
del feliz norte, que sigo, 
del dulce puerto, que^ busco, 
y del objeto , que estimo, 
que eres tu , Genaro. Y pues 
es la verdad lo que he dicko, 
discurre , piensa , imagina^ 
algún medio , algún arbitrio, 
qiTe venza mi dura estrella, 
y mi infelice destino; 
y verás soy en amarte 
tíiilagro , asombro, y prodigio. 

Gen. Dexa, que otra vez el alma 
te vuelva. Qué es lo que he oid« 
Qué eres mia l Pues ya no 
temo, Enriqueta , peligros. 

Me pondré á los pies del Ríy, 
le expresaré el amor mió, 
y que merezco que sea 
del tuyo favorecido: 

Y no me apartaré de ellos 
hasta haberle reducido 
á que con tu mano dé 
vida al que confiesa él ffiisMO 

debe la suya. 

Eduardo al bastidor . 

£du. Si al Rey _ 

solo hallara en este sitio:- 
Mas Genaro , y Enriqueta, 
están alii. 

Sen. No , bien mió, 

no sientas mas. De Rusba» 

»o serás , porque confio 


ie Londres'. 

el Rer sas benlgBláaáís E5 adversos ó' estropicio 

> * . _ > 1 ,. rt-t »rrr« 


las exercíte con rnígo . 

** ^ / •-„ c'ípio»;' De Enriciuesa- 

Genaro es favorecido. 

Bste amor puede ser uut 
para lograr mis designios.- 
C'w. Sígueme , mi bien.^ 

Mnnq. Tus pasos 

como á mi' norte los sigo. 

Jl irse , sale Eduardo , / se detienen. 
Idu. Pero ese norte , Enriqueta, 

puede causar mil peligros. ... 
Mnriq. Af Dios! me escuchó Edaardo,(^/'i 
á quien respeto , y estimo, 
como si fuera nrí padre.- 

«íu. Eduardo querido amigo, 

la sorpresa de Enriqueta;- 
Mdtt. Mace de amor , io he entendido,. 

y quiero que- tenga efedlo.- 
Los 1 . Efedo?- 
Edu. Si , yo lo afirmo; 

Vanos a ver al Rey- 
Los a. Vamos. 

Edu. Lleva , Enritcta , entenuinOi 
qi e voy a dcvir ai Rey:- 
Eduardo , qué? 

Edu. Un prodigio vtefié. 

Salen corto. Sale Isabela enrriendei , segui- 
da de Jayme , i de los demás criados' Ue 
K cardo.: A'lo hxos se escuchará la mu- 
sica del Eegsrniento ^ que tocara una 
agradable marcha, 
tsa. Corred, mmchachos, z ver' 
ti Regimiento locido 
¿el que es Gamitan mi hermanoí 
pues su Magestad , seguido 
¿e mi Padre , y los SeñoreSjí 
sale de casa ahora m.smo 
para honrarle con su vista. 

No oís los tambores y pitos, 
y las dulzainas-, que sueoaa 
á lo le) os? 

Jay.Yz lo oímos. 

Pero antes dime > Isabela, 
en que quedan. os ; Respiro 
con tranquilidad por ti, 
ó muero de un tabardillo! 
isa. No te eHcieedo j habla mas ílaro« 


tu amor para mi ? Podré 
creer , que pagas mi cariño, 
ó rae emboco en el sepulcro 
por huir de tus desvíos? 
ha. Hasta ahora, aunque reconezc© 
no es tu mérito tan lindo 
como el de otros, qac rae quieren, 
como eres un pobrecillo 
de buen‘ genio-, y como sé , 
que ave quieres etifenito, \ 

¿e mi voluntad ocupas 
solo el lugar prernetivo; 
pero después no sabemos* 
las rebueltas que el destino 
puede dar ; qué en estas cosas* 
de amor, hay tales caprichos, 
que aquello que hoy mas se quiers, 
es mañana aberrecido. 

J'ay. Pero eso es ana inconstancia. 
/j/i.'Quién lo contrario re ha dicho? 
Pero- sabéis si hay alguna 
niuger firme ? Desatino.- 
Fn la variedad se busca 
el gusto Jayme querido. 

Pues despo emonos pronto, 
y quitas esos pcbgroS; 

Isa. M yores ios h y entonces. 

J y. Pero entonces el niarldo, 
si anda tuerra la muger-, 
tiene facultad y arbitrio 
para enderezarla. 
isa. Cómo? 

Jaf. A garrotazos. 
ha. Maldito, 

esas tienes ? No entrarás 
jamás en el Reyno mió. 

Bien puedes por otra parte 
■ componerte , que con roigo 
no casarás ! Garrotazos? 

Pringamos , y ano no freimos 1 
Ko me veas mas. Vamos á 
ver el Regimieiuo , chicos. (yann. 
Jay. Espera , Isabela roia. 

Maldito sea mi pi.'o. 

Qu;én me metió á mi en decir 
lo qac no he de hacer ? Precke 
c« sosplrar á sns pía 

P«r 


3 ® 


JE/ Carh9ner-9 


poí volver á sa cariáo. ^ .Vass. 
Seivn larga. Se eye todo el golpe de la mú- 
sica del Kegimiento , que tocará marcha. 
Salen les Monteros j los Oficiales^ Gray^ Rus- 
han , Eduardo , Genaro , Enriqueta , Ri- 
cardo 5 y el Rey : Egremont , tomando la 
venia del Rey , hace la seña , y marcha el 
Regimiento con el orden que se dirá con 
la viva voz . ; Poco después salen Isabe- 
la j Jayme , y los criados. 

Rgrern. Qüaii<do Vuestra Viagestad. 
determine , el RegimieHto 
pasará. 

Rey Pase al instante. 

Egrem. Obedezco. 

Salen los Soldados marchando. Pasa donde 
está el tambor de orden y hace senas con 
el bastón y i. para poner las armas ai hom- 
bro y 2. para formarse enbatjsila y 3. para 
marchar 3 cuyos taques los -executa el tam- 
bor y y empies-a el Regimiento ..i cruzar 
la Scena con el orden / per- 
fección posible. 

Rey Bizarros jovenes ! Todos 
son muy dignos de mi afeito. 

Tienes ,, Egremont , la gente 
mas admirable, que creo 
hay en mi Exercito todo. 

Reparte para un refresco 
ciento y cincucata guineas 
á mis Soldados. 

Egrem. Por ellos 

doy á vuestra Magestad 
gracias humildes. 

Rey Con esto, 

vamos á la Corte ya. 

Pero , Ricardo , á ella -quicr» 
mudes tu Casa. 

Ric. Señor, 

yo á la Corte ? 

Rey No hay remedio: 

Te tengo nombrado ya 
miembro de mi Parlamento. 

Ric. Qué decis , Señor ? A mi ? 

A un infeliz Carbonero ? 

*^ues’no veis , que vuestra hechura 


á Jayme i 


11,0 os ce; a 


satisrecno 


E* mira 


.ndote á mi lado. 


lo es tare. 

Ric. Pues obedezco. 

Isab. Y querrás ahora rae case 
contigo , quando’ ya vemos 
que soy la Parlamentaria, 
hija de un Parlamentero? 

Rey Rusban , hoy tas desposorios 
deterníiao queden hechos. 

¡Gen. A vuestros pies , gran Señor, 
en esta ocasión os ruego 
que la Reai clemencia vuestra 
de á mis fatigas remedio. 

Enriq. Y amparo á las ffiias , pues 
si él me falca , yo fallezco. 

Ric. Qué querrá Enriqueta, y ,mi hijo? á p. 

Eduar. Dios quiera dar buen suceso 4 /. 
á nrii arbicrio. 

Rey Alza , Enriqueta? 

Genaro , dime , que es esto? 

.Gen. Señor es una pasión, 
un fiel amor , que profeso 
á Enriqueta. 

lEmiq. Y con el mío, 

esta vida , que le debo, 
le pago. Señor , yo voy 
á uniune á Rusbaa por vuestro 
orden soberano ; nnas 
con tanto horror , que confieso 
que antes quisiera morir 
que ser su esposo ; aborrezco 
á su memoria. Genaro • . 
me dio la vida , y pretendo 
pagársela , siendo suya. 

A esto aspiro, esto deseo? 
y con mi llanto , estas plantas 
para conseguirlo , riego. 

¡Gen. Con el mió solicito, 

oh, mi amado Rey, lo mesíi*. 

Rey Levantad. 

Aari. Señor , vos propio 
con soberano decreto 
me habéis á Enriqueta dado : 

A vuestra palabra apelo. 

Eduar. Mi Rey os la cumplirá? 

pero ha de saber primero:- 
^er Ricardo que he de saber ? 

haola , no quedes suspenso. 

Eduar. Enriqueta es prima hermana 


de 


Me 

és Rusbaa. 

Enriq. Kusb. Qué escucho , Cielos 1 
Eer Qué dices ? 

Eduar. Lo que es verdad, 
gran Señor : Desde pequeño 
pasé con su Padre -á Indias; 
volvimos á Londres , siendo 
yo coda su confianza, 
y querido con extremo 
¿e todos. Madama Aurelia, 
hermana de raí amo Ernesto, 
que fue el Padre de Rusban, 
conmigo casó en secreto, 
y tuvimos (Ay de mil) 
de nuestro infausto Hymeneo 
á Enriqueta. 

Enriq. Ah , padre nsio ! 

En vuestros brazos al Cielo 
doy gracias , pues me descubre 
hoy á los que el sér me dieron. 
Editar. Si , hija mia , soy tu padre» 
Todos Qué particular suceso^ 

2?í/ Prosigue. 

Eduar. Murió mi Esposa 
de parto ; y el nacimiento 
de una hermana de Rusba» 
para su dicha abrió puerco, 
pues esta murió , y aquella 
puse en el jardin , á tiemipo 
que la encontró mi buen Amo, 
y hizo pasase en efcdlo 
por hija suya. Aqui consta. 

Le da unos pageles , que lee para íí. 
Señor , bien claro lo cierto 
«e mi relato , porque es 
la fe de mi casamiento, 
y la de bautismo de 
Enriqueta , descubiertos 
en ella sus propios Padres, 
como también sus Abuelos. 

^ey Cierto : Es hija de Eduardo 
Astruc 3 natural del Puerto 
de Piinrout. 

R/r. Cielos, qué oygo ! 

Eduardo Astruc ? (Q-é contento!} 
y del Puerto de Plimout ? 

Con esto dudas no tengo. 

abracan estreobameníe. 


I ondres. • 5 1 

Hermano ario ! 

Eduar. Ricardo i 

Qué eres tu i Que á verte vuelvo'i 
Ríe. Ven acá , Genaro mío, 
abraza á Enriqueta , presto, 
que es tu prima hermana. 

Los 2. Oh, quant© . 

la sangre obró en nuestros peche^l 
Isab. Por esa razón también 

es mi Prima hermana , y debo 
abrazarla por lo mismo. 

Rey Tan admirado , y suspenso 
he quedado , que no sé 
~ lo que en ral caso hacer debo. 
Rush. Yo si ,! Señor. A Enriqueta 
por mi Prima hermana tengo, 
la reconozco por tal; 
y fue con causa mi afeí9:o,j 
pues cr?o me le inspiró 
la sangre con sus efeótos. 

Ella propia ha confesado 
que para esposa no puedo 
lograrla , sin que su horror 
no viva siempre en su. pecha 
acia á mi. Y el matrimonio, 
fundado en estos cimientos, 
es imposible dejar 
de tener un fin funesto. 

Quiero igualar su virtud 
para asi dorar mi yerro ; 

Yo la daré un grande doto: 

Y cásese en el momento 
con Genaro, pues que tiene 
á su vida mas derecho 
que yo ; Quitársela quise, 
y él se la dió ; Descubierta 
que Carlos sea , también 
sus virtudes tendrán premio 
per mi mano: Ved, Señor, 
si á vuestro gusto procedo. 

Rey Y tanto , que hasta roí gracia, 
Rusban , otra vez te vuelvo. 
Enriqueta , dá la maHO 
á Genaro. 

Enriq. Y con qué afeólo ! 

Gen. Dichoso yo que la logre, 

Ric. Todo alegría y contenta 
sea. 

Rer 


co 


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Mi 


^ey Vamos á la CoftS» 

adonde celebrarémot 

este caso prodi^oso, 

Y tendrá Ia boda eiefto 

de Genaro , f de i 

tiéh. layn’e , ven , toca esos dedos, 
pero mira no me toí^ue* 

¿espues de casado* 


Qarhonf^» 

Jar. En eso . . 

hay anircho qnz hacer. Despees 
Isabela , lo veremos. . 

Enr!q. Y aquí , Pabiico benigno, 
si ha legrado complaceros. 

Todoí El Carbonero de Londres 
senga na aplauso poí" ptemro. 


L I N. 


Se hallará en la Librería de Casimiro Razóla , en la 
de Atocha , írenre de la Aduana vieja. 














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